Tal día como hoy del año 1713, hace 312 años, en Barcelona, y en el contexto de la última fase de la guerra de Sucesión hispánica (1701-1715) y que las cancillerías de París y de Madrid denominarían Guerra de los Catalanes (1713-1714): el ejercido de ocupación borbónico francoespañol iniciaba el último asedio de aquel conflicto sobre la ciudad de Barcelona. El día 25 de julio de 1713, un contingente de 40.000 efectivos del ejército de la Alianza de las Dos Coronas (Francia y España) y dirigido por Restalmo Cantelmo-Stuart —duque de Pópuli— rodeaba por tierra la ciudad y la aislaba del traspaís, que se mantenía bajo control de la resistencia austracista catalana.
Aquel asedio duró 414 días (hasta el 11 de septiembre del año siguiente), por la heroica resistencia de la ciudad, que maravilló a la Europa de la época. La ciudad quedó aislada y la entrada de alimentos y armas se efectuó burlando, repetida e ingeniosamente, el asedio borbónico francoespañol. Por dicho motivo, después de casi un año de asedio (6 de julio de 1714) y de convertirse en el hazmerreír de todas las cancillerías de Europa, el rey Luis XIV de Francia —pasando por encima de su nieto Felipe V de España— relevaría a Pópuli y en su lugar situaría a James Fitz-James Stuart, duque de Berwick e hijo ilegítimo del rey Jaime II de Inglaterra (destronado y refugiado en Francia).
La ciudad de Barcelona fue defendida por un contingente de 7.000 efectivos, lo que suponía un defensor por cada seis atacantes. Este contingente estaba formado por 2.000 infantes y artilleros del Reial Exèrcit de Catalunya, 500 caballeros del Reial Exèrcit de Catalunya y 4.500 hombres de la Coronela de Barcelona (el ejército de la ciudad, formado por vecinos de género masculino en edad militar y encuadrados en regimientos gremiales). Durante el asedio, el operativo de defensa fue dirigido por Rafael de Casanova, conseller en cap de Barcelona (equivalente a alcalde) y presidente de la Junta de Defensa (presidente, de facto, de Catalunya).
Casanova fue uno de los primeros gobernantes civiles de la Europa moderna que, en su condición de conseller en cap y presidente de la Junta de Defensa, sería reconocido como comandante en jefe de un ejército. Esta figura ya había sido representada por Oliver Cromwell, durante la República de Inglaterra (1653-1658), y lo sería, de nuevo, con George Washington, primer presidente de Estados Unidos (1789-1797).