Tal día como hoy del año 1229, hace 796 años, las huestes catalanas del rey Jaume I desembarcaban en Mallorca, entonces bajo dominación del califato almorávide de Marrakech, e iniciaban la conquista de la isla. Aquella operación se producía 116 años después del primer intento de conquista catalán (Ramon Berenguer III, 1113), y el desembarque se efectuó en la playa de Santa Ponça, en la parte sudoccidental de la isla. En aquel operativo participaron unos 18.000 hombres, que formaban parte de las huestes que aportaban a la empresa los caballeros catalanes. La baronía feudal que aportó más recursos a aquella empresa fue la mitra de Tarragona, que movilizó a unos 1.800 peones (el 10% de los efectivos de Jaume I).
La conquista de Mallorca fue una empresa casi exclusivamente catalana. Las oligarquías aragonesas —a diferencia de las catalanas— estaban centradas en la expansión hacia el sur peninsular, y no tenían ningún interés en las empresas marítimas. Esta indiferencia se puso de manifiesto en la negociación de Tarragona (1228) para acordar las aportaciones a la campaña y el reparto de la conquista. En la cena de Tarragona, solo había representantes de los estamentos de poder catalanes: el arzobispo Aspàreg de la Barca, el armador Pere Martell y los barones feudales Nunó Sanç de Cerdanya, Guillem de Montcada, Hug de Empúries-Rosellón, Guerau de Cervelló, Ramon Alemany de Cervelló, Guillem de Claramunt y Bernat de Santaeugènia.
Y, en el desembarque de Santa Ponça, solo había siete caballeros aragoneses, que participaron a título particular por su estrecha relación con el rey Jaume I. Esta casi exclusiva presencia catalana se pondría de manifiesto en la nueva sociedad resultante. El reparto se efectuó, de acuerdo con la cena de Tarragona (1228), proporcionalmente a los esfuerzos de cada barón feudal. Y después de la expulsión de los musulmanes, que representaban la práctica totalidad de la población de la isla antes de la conquista catalana, la repoblación se efectuó, principalmente, con vasallos del arzobispo Aspàreg y de los barones feudales Nunó Sanç y Hug, es decir, procedentes del Camp de Tarragona, de la Cerdanya, del Empordà y del Rosellón.