El cierre de filas del consejo del Banc Sabadell, rechazando este viernes nuevamente la opa del BBVA por infravalorar muy significativamente su entidad financiera, incluidos los accionistas institucionales con participaciones significativas, es una mala noticia para el banco vasco. Sobre todo porque rompe de lleno el argumentario de la entidad financiera presidida por Carlos Torres: no va a haber, en ningún caso, una mejora al alza de las condiciones económicas registradas en el folleto y eso se verá el 24 de septiembre, diez días hábiles antes del cierre del plazo de aceptación fijado para el 7 de octubre.

El BBVA se lo juega, entonces, todo a una única carta, aparentemente muy arriesgada: que el mercado, una vez constate que el precio de la opa ya es irreversible, corrija solo y las acciones del Sabadell caigan de manera significativa. ¿Puede eso pasar en solo diez días? No parece fácil, según muchos analistas, máxime cuando el banco vallesano está en una zona de confort razonable, sus opciones de continuar en solitario han aumentado y aceptar la oferta del BBVA supone renunciar al dividendo de 2.500 millones por la venta de TSB y pagar impuestos por una cuantía que incluso podría superar el efectivo percibido.

Después de dieciséis meses desde que el BBVA presentó la opa al Sabadell, la partida sigue más abierta que nunca

Josep Oliu, además, ha amarrado con una silla en el consejo al accionista mexicano David Martínez, que posee el 3,86% del capital social del Sabadell, y que es favorable a la opa pero con un precio diferente. El multimillonario ha enviado un mensaje a Torres: presente una oferta competitiva; así, no. Y que corrija que la prima de la operación sea negativa para los accionistas del Sabadell. Quizás por todo eso, el presidente del Sabadell salió este viernes claramente al ataque y sus palabras no dejan lugar a dudas: "La opa del BBVA nació muerta, solo queda que la entierren los accionistas". Y emplazando al banco vasco a moverse si quiere una posición diferente del consejo vallesano: "Todo tiene un precio. Si BBVA hace una buena oferta por Sabadell la contemplaríamos".

Después de dieciséis meses desde que el BBVA presentó la opa, la partida sigue más abierta que nunca. Ni Torres ni Oliu dan su brazo a torcer y lo cierto es que el opado ha encontrado una posición de resistencia que le permite asegurarse, al menos al día de hoy, que el banco vasco no logre sus objetivos o que consiga grandes mejoras para el accionista con la modificación de la opa. Eso, si la estrategia del BBVA no es la acertada y la acción cae. ¿Pero tiene margen para caer tanto cuando la partida no la juegan ellos dos solos y hay otros jugadores que saldrían afectados de un cambio de correlación de fuerzas bancarias en España?