Dudo que haya habido en los últimos años un conseller que aún esté pendiente de su nombramiento para formar parte del Govern de Catalunya que haya provocado tanto debate y expectativa, con reacciones a favor —las que más— y en contra, como es el caso de Jaume Giró, llamado a ocupar en los próximos días la máxima responsabilidad del Departament d'Economia i Finances. Alrededor de su elección se ha construido todo un relato que tiene mucho de contradictorio, pero también de despechado, de maniqueo y de interesado.

A veces, aparece como una elección propiciada por Carles Puigdemont desde su exilio de Waterloo —en donde estuvo Giró la pasada semana—, y en otras ocasiones se aventura justo lo contrario, que el círculo más cercano al president en el exilio no quiere entrar en el Govern. Se apunta que es una jugada genial para volver a situar a Junts en el tablero económico y empresarial del país, pero también una dificultad a la hora de negociar en el futuro con un socio parlamentario imprescindible como la CUP. O también que es un independentista irredento desde la juventud, mientras otros le ven como un representante del Ibex por su currículum profesional. También he leído en medios que antes eran de referencia que llegaba al puesto para taponar la negativa de Elsa Artadi, algo que dista mucho de ser verdad. 

Todo esto se ha publicado, pero hay que reconocer que nada de eso se hubiera podido llegar a firmar hace una década o dos, cuando la información era mucho más precisa y había menos frivolidad. Siempre ha habido inquietos por correr a dar una versión aparentando que saben algo y versiones claramente sesgadas. Pero nunca con la exageración de ahora. Por no hablar de algunas tertulias donde el nivel es tan bajo y los análisis tan partidistas que en ocasiones desinforman más que informan.

Giró es, para Pere Aragonès, ya que sería su conseller de Economia i Finances, y también para Junts per Catalunya, partido que le designa para el cargo, un auténtico privilegio y una excepción única, ya que costaría encontrar otra persona que en su posición profesional y económica estuviera dispuesta primero a aceptar el reto y, en segundo lugar, lo hiciera desde la responsabilidad, el compromiso y la ilusión de poder servir a su país, pese a que todas las miradas ya están puestas en él.

La partida del independentismo en los próximos tiempos se va a jugar en varios terrenos y, en estos momentos, el más importante es el del Govern, el de la gestión, entre otras de manera importante la económica. Habrá que vender Catalunya, y su salida de la crisis, a los medios de comunicación internacionales; a las entidades financieras internacionales, habrá que explicarles las bondades de comprar deuda de la Generalitat para colocarla en las mejores condiciones posibles; y habrá que dar cuerpo al acuerdo de investidura de una banca pública en Catalunya. Y el papel de Giró, por experiencia y contactos, va a ser imprescindible en estos tres objetivos. A veces, la mirada corta impide ver el objetivo final.