Acaba de declarar Jaume Asens, el candidato de los comunes en las elecciones al Parlamento Europeo, que el macroproyecto del Hard Rock en las comarcas de Tarragona no es una línea roja para apoyar la candidatura de Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat. Como que nadie de la formación de Ada Colau y Jéssica Albiach ha salido a corregirle, cabe pensar que es algo más que una opinión personal y que los comunes han entrado en una vía de pragmatismo. ¡Qué caray! ¡No van a impedirle a Illa llegar a la presidencia por algo tan insignificante! Una cosa es tumbar los presupuestos del Govern Aragonès en el que no están presentes y desencadenar elecciones en Catalunya y otra muy diferente es hacer descarrilar un Govern en el que aspiran a tener conselleries y colocar a su gente. 

A veces, la política tiene cosas tan reales como inexplicables y se comprueba demasiado fácilmente que las palabras se las acaba llevando el viento. Que nunca como en la actualidad Groucho Marx tuvo tanto que ver con la política catalana y que no estaría de más rastrear a fondo para localizarlo detrás de todos los nombres en que se esconde. La célebre frase de que "estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros" del actor y cómico de origen judío, viene como anillo al dedo para justificar lo inexplicable. El refranero tiene una frase también a medida: "Una cosa es predicar y otra dar trigo". 

A veces, en la política se comprueba demasiado fácilmente que las palabras se las acaba llevando el viento

Cómo debe haber sido el giro que se ha hecho en la formación de izquierdas para que una persona como Pablo Iglesias, ante estas declaraciones de Asens y otras en las que añadía que los programas electorales no se pueden convertir en tablas de Moisés inamovibles, le echara en cara el pasado reciente de los comunes con los presupuestos de la Generalitat: “Haces caer el gobierno catalán por el Hard Rock, tienes el peor resultado electoral de tu historia en Catalunya y ahora el Hard Rock ya no es línea roja y pides sillón en el gobierno de Illa…”. No son palabras ingenuas, obviamente, y menos aún tras la ruptura de Sumar, Comuns y Podemos. Pero no por ello el exvicepresidente de los morados con Pedro Sánchez deja de tener menos razón.

No hace tanto tiempo, en las elecciones españolas del pasado mes de julio, el conductor de las mañanas en Onda Cero, Carlos Alsina, interrogaba a Pedro Sánchez después de que este hubiera dicho que él no mentía a los españoles, sino que había cambiado de posición. En su digresión, Sánchez se preguntaba qué era una mentira. Y él mismo se respondía que mentir es decir algo que sabes que no es cierto con la intención de engañar. Sus cambios de opinión no son, por tanto, una mentira, sino una rectificación. Resumiendo: no tienen que preocuparse los independentistas catalanes, ya que no que les va a engañar. Otra cosa es que rectifique su posición. No parece muy tranquilizador, pero en boca de Sánchez, seguro que debe tener mucho valor, aunque a algunos nos cueste de ver.