La 'tasa Google' —el impuesto que debe gravar a las grandes tecnológicas como Google, Facebook o Apple— no se implantará de forma global y coordinada, como mínimo, hasta mediados del 2021. Así lo anunció el pasado lunes la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que coordina las conversaciones entre los 137 países participantes en la iniciativa y elabora los mecanismos técnicos para llevarla a cabo.

Según los cálculos de la OCDE, su propuesta incrementará los ingresos del impuesto de sociedades a escala mundial entre 42.00 y 68.000 millones de euros por año. El organismo, que no encuentra el consenso necesario para salir adelante, indicó que “creemos que el deseo de avanzar en las negociaciones es compartido con Estados Unidos", aseguró el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, sobre el papel del gobierno estadounidense.

El objetivo inicial de la OCDE y los países que forman parte de la iniciativa era lograr una propuesta consensuada y aceptada por todos para finales de 2020. Durante la jornada de este martes, por otro lado, la Comisión Europea ha avisado a la OCDE de que "a mediados de 2021" tiene que estar listo de forma definitiva el pacto para la nueva fiscalidad digital de las multinacionales. En caso contrario, la UE establecerá una tasa digital propia para sus miembros, aunque recuerda que su prioridad es alcanzar el consenso con la organización.

La implementación del acuerdo paliará los efectos de la Covid

"Aspirábamos a lograr un acuerdo global completo para finales de 2020, pero está claro que esto ya no será posible". Sin embargo, "no podemos seguir posponiéndolo, y la nueva fecha límite de mediados de 2021 debe ser la última, y cuanto antes llegue, mejor", señaló el portavoz comunitario Daniel Ferrie durante la rueda de prensa diaria de la Comisión. El organismo insta así a los gobiernos a adoptar un acuerdo tras los retos planteados por la pandemia del Covid-19, ya que la implementación de este acuerdo ayudará a elevar los ingresos tributarios.

La OCDE estima que la implementación de un acuerdo multilateral tendrá un efecto negativo de menos del 0,1% del producto interior bruto (PIB) mundial a largo plazo. Además, la certeza fiscal procedente de este acuerdo podría elevar la inversión y el crecimiento, lo que compensaría "parcialmente o totalmente" este "pequeño efecto negativo". "La ausencia de una solución consensuada probablemente llevaría a la proliferación de medidas fiscales unilaterales y no coordinadas, así como un incremento en nocivas disputas fiscales y comerciales", alertó la institución.

 

Imagen principal: Plan general de las letras de Google durante la World Artificial Intelligence Conference en Shanghai. Foto: ACN