El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), reunido este jueves excepcionalmente en Vilna (Lituania), ha decidido aplazar "al menos hasta el primer semestre de 2020" cualquier variación en los tipos de interés, ante el empeoramiento de las perspectivas de crecimiento e inflación como consecuencia de las tensiones comerciales, que han llevado a varios miembros del órgano rector del instituto monetario a plantear un recorte de las tasas e incluso a reanudar el programa de compras netas de activos, que expiró al finalizar 2018.

"Varios miembros del Consejo de Gobierno plantearon la posibilidad de bajar los tipos, otros la posibilidad de reiniciar el programa de compras de activos o extender la orientación a futuro", ha reconocido el presidente de la entidad, Mario Draghi, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno, que ha decidido mantener el tipo de interés de referencia para sus operaciones de refinanciación en el 0%, mientras que la tasa de facilidad de depósito seguirá en el -0,40% y la de la facilidad de préstamo en el 0,25%.

"La extensión tiene en cuenta la persistencia de las incertidumbres", ha declarado Draghi, añadiendo que la política monetaria del BCE está lejos de la normalización porque los desafíos externos no son tampoco normales, por lo que advirtió de que la orientación a futuro sobre la evolución de los tipos de interés no implica necesariamente un movimiento al alza de las tasas.

En este sentido, el banquero italiano, que abandonará la presidencia del BCE el próximo 31 de octubre, precisó que la discusión sobre un potencial recorte de los tipos se centró en el interés que el BCE cobra a los bancos por depositar liquidez en la 'hucha' de la entidad y por la que actualmente cobra a las entidades un 0,40%.

En cualquier caso, el presidente del BCE subrayó la disposición de la entidad para vigilar cuidadosamente la necesidad de adoptar medidas para mitigar los efectos de la materialización de algunas "contingencias", aunque rehusó entrar en detalle al respecto, limitándose a asegurar que el Consejo "tiene la determinación de actuar" en tal caso y sigue preparado para ajustar todos sus instrumentos para garantizar que la inflación se mueve de acuerdo con el objetivo de estabilidad del BCE.

No obstante, el banquero reiteró que son necesarias medidas en ámbitos más allá de la política monetaria para poder alcanzar todos los efectos beneficiosos de esta, volviendo así a reclamar a los gobiernos e instituciones de la zona euro acelerar sustancialmente la implementación de las necesarias reformas estructurales para aumentar la resiliencia y reducir el paro, así como impulsar la productividad.

Empeoran las perspectivas

Por otro lado, el BCE ha revisado una décima al alza sus previsiones de crecimiento e inflación para la zona euro en 2019, situándolas en el 1,2% y el 1,3% respectivamente, aunque ha recortado sus expectativas de expansión y subida de los precios para los dos años siguientes, según ha anunciado Draghi.

De este modo, las nuevas previsiones del BCE contemplan un ritmo de crecimiento del PIB de la zona euro del 1,4% el próximo año, dos décimas por debajo de su previsión de marzo, mientras que para 2021 la entidad anticipa también una expansión del 1,4%, frente al anterior 1,5%.

"Los riesgos siguen inclinados a la baja", ha señalado el presidente del BCE en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno de la institución, que ha descartado subir los tipos de interés antes de mediados del próximo año.

En este sentido, "a pesar de los datos mejores de lo esperado en el primer trimestre", Mario Draghi ha vuelto a señalar al impacto en las perspectivas de crecimiento de factores externos como las incertidumbres relacionadas con las tensiones comerciales y geopolíticas, así como las vulnerabilidades mostradas por algunas economías emergentes.

En cuanto a la evolución de los precios, el BCE ha revisado una décima al alza su pronóstico de inflación para 2019, hasta el 1,3%, aunque ha recortado en una décima su proyección para 2020, hasta el 1,4%, y en dos décimas la de 2021, cuando espera una subida del 1,6%.

A este respecto, el presidente del BCE ha señalado que "probablemente la inflación bajará en los próximos meses", añadiendo que sigue siendo necesaria una política monetaria acomodaticia en la zona euro.