Brasil acoge a partir de esta madrugada la 46ª edición de la Copa América. Un torneo marcado, como siempre, por la oportunidad de que Messi gane un título con su selección, pero con unos días previos salpicados por la baja por lesión de Neymar.

El anfitrión se ha quedado sin líder

La selección brasileña que dirige Tite no puede permitirse seguir con los nefastos resultados de las últimas tres Copas América. Después de ganar los certámenes de 2004 y 2007, la canarinha se ha quedado fuera de las semifinales en las siguientes tres ediciones. Ahora, como locales para primera vez en 30 años, tienen la presión añadida de ser el país organizador, una condición que no resultó demasiado satisfactoria cuando el año 2014 cayeron estrepitosamente por un resultado de 7 a 1 contra Alemana en las semifinales del Mundial que los brasileños también organizaban.

Tite ha querido alimentar su equipo de sabia fresca después de caer en los cuartos de final del último Mundial, y pesos pesados de aquella selección como el madridista Marcelo o el exblaugrana Paulinho no han entrado en la lista de 23 convocados. En cambio, futbolistas como Arthur o Neres han cogido una importancia primordial en los últimos meses y deberían ser piezas importantes si los anfitriones quieren hacer un papel digno. Una lista de 23 donde el más importante de todos es un jugador que precisamente no está.

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Es el caso de Neymar, qué salpicado de lleno por la acusación de una presunta violación, recibió una dura entrada en un amistoso contra Catar y se perderá la Copa América en la cual se esperaba que fuera el líder del combinado nacional de Brasil.

El estadio Morumbi de São Paulo es el escenario escogido para celebrar el comienzo de la 46ª edición de la Copa América. La selección del Brasil, la anfitriona, recibe uno de los conjuntos más asequibles del campeonato, la selección de Bolivia.

Messi contra los fantasmas

El gran aliciente del campeonato, sin embargo, será la puesta en escena de Leo Messi. El delantero argentino vuelve a su selección después de hacer un paréntesis para asumir el fracaso del Mundial de Rusia y su objetivo será ganar, de una vez por todas, un gran título con su país. Los precedentes no son favorables, precisamente. En las últimas dos ediciones, Argentina perdió dos finales consecutivas contra Chile en la tanda de penaltis.

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Como siempre, el albiceleste se presenta como un combinado irregular capaz de lo mejor y de lo peor. El astro del Barça estará acompañado por jugadores de gran categoría como Sergio Agüero, Paulo Dybala o Nico Otamendi; pero también por auténticos desconocidos del fútbol europeo como Matías Suárez o Milton Casco (River) o Guido Pizarro (Tigres).

Todos, entrenados por Lionel Scaloni, un técnico que la AFA colocó en el primer equipo después de entrenar a la selección sub20 y que, después de no encontrar a un buen candidato, han decidido mantener para afrontar este torneo.