11 de noviembre del 2018. El Barça pierde en el Camp Nou ante el Betis por 3-4, en un partido alocado que ni siquiera Leo Messi pudo decidir. Uno de los protagonistas del duelo, sin embargo, no saltó al césped del Estadi. Ousmane Dembélé, que no estaba convocado, llegó tarde a su asiento de la gradería, demostrando un día más que la puntualidad no es uno de sus fuertes.

Después del partido, uno de los capitanes de la plantilla, Gerard Piqué, se encargó de dar un toque de atención al delantero francés, que en aquel momento ya sumaba varias muestras de indisciplina. "Nosotros también hemos sido jóvenes y hemos cometido errores, lo tenemos que ayudar para que sepa que el fútbol son 24 horas", dijo. Irónicamente, el aviso a Dembélé lo llevó a cabo uno de los jugadores que más actividades desarrolla fuera de los terrenos de juego.

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Doce meses después de sus palabras, los papeles se han invertido. Ahora quién está en el punto de mira de los culés por sus distracciones es el central catalán, que en la última semana se ha dedicado con cuerpo y alma a su Copa Davis.

Aprovechando el parón de selecciones, Piqué ha concedido entrevistas de todo tipo, se ha dejado ver constantemente por la Caja Mágica de Madrid y ha demostrado vía redes sociales que sigue los partidos del torneo en todo momento, algo que podría ser normal sino fuera porque algunos de ellos han acabado de madrugada.

"Lo que dije es que algún día duermo 4 o 5 horas, pero en líneas generales, y sobre todo en días partido, duermo 10 horas por la noche", tuvo que justificar este jueves en Mundo Deportivo después de ser acusado de poco profesional.

Sea como sea, el central será titular este sábado en el estadio del Leganés. Si su rendimiento es correcto apagará las voces discordantes con su comportamiento, pero si comete cualquier error se expondrá a las críticas de la afición. Pase lo qué pase en Butarque, eso sí, Piqué tendrá motivos para quedarse en Madrid. El día siguiente, el domingo, se disputará la final de su Davis.