El Barça ha vuelto a demostrar que no pasa por su mejor momento pero que tiene en Leo Messi su mejor aliado. Otro gran partido del delantero argentino, con dos goles y una asistencia, deja sin premio a una Real Sociedad que ha tenido opciones de puntuar hasta el último minuto (3-2). El equipo, frágil en defensa, necesita mejorar -mucho- si quiere luchar contra la Juventus en la Champions League y el Real Madrid en la Liga. Pero con Messsi no hay imposibles.

Vuelta a casa

Hablaba el Camp Nou. Después del desastre de Turín y el batacazo en Málaga, el estadio se reencontraba con el equipo. Luis Enrique era coherente con su discurso y sólo reservaba a Andrés Iniesta de los teóricos titulares. Aunque las ausencias del capitán han pasado de ser excepción a convertirse, prácticamente, en una norma. André Gomes volvía al medio del campo y Paco Alcácer era el elegido para hacer de Neymar. También volvía el 4-3-3.

El equipo se jugaba mucho más que tres puntos. Y es que el fútbol es un juego de sensaciones. El tópico cobraba más fuerza que nunca en un día como hoy, previo al segundo intento consecutivo de remontada en Europa. Ganar bien contra un rival de entidad como los guipuzcoanos era la mejor manera de afrontar la vuelta de los cuartos de final de la Champions contra la Juventus.

Siempre Messi

La Real Sociedad ha ratificado en el Camp Nou su condición de revelación de la Liga. En plena lucha para entrar en Europa, los de Eusebio Sacristán no se han arrugado, yendo a buscar al Barça en campo contrario y robándole la pelota. Gerard Piqué ha rechazado sobre la misma línea de gol la primera ocasión de los visitantes. El Barça constataba que tendría que sudar para sacar el partido adelante.

Ante cualquier duda, el Barça siempre juega la carta de Leo Messi. Hoy, Messi ha vuelto a ser el gran dinamizador del equipo. Un pase entre líneas hacia Alcácer ha sido el preludio del gol. El '10' ha cazado una pelota muerta a cinco metros de la frontal del área. Aprovechando el primer error de marcaje de la Real, Messi ha tenido tiempo para controlar y disparar. Y eso siempre acaba igual. 1-0.

La mejor noticia para el Barça es que Messi ha transformado la impotencia de Turín en motivación. Participativo en todas las jugadas, los compañeros lo buscaban en un acto inconsciente de aferrarse a una de las pocas cosas que resiste de pie en esta irregular temporada. El mismo Messi, aprovechando un rechace de Rulli, portero de la Real, ha hecho el 2-0 a placer. Uno de los goles más fáciles en los más de doce años que lleva jugando en el Barça.

Un mal síntoma

La Real había avisado en numerosas ocasiones pero entre Samuel Umtiti y Ter Stegen habían conseguido tapar las vergüenzas. El resultado era del todo injusto con el atrevimiento y el fútbol de los de Eusebio. Una jugada de Íñigo Martínez, cuando lo tenía todo casi perdido, ha acabado con un disparo cruzado que Umtiti ha convertido en el 2-1. En la menos clara de todas, la Real encontraba el premio gordo.

La poca fiabilidad defensiva del Barça no sorprende. Y menos a estas alturas. El equipo encaja goles con facilidad pero el peso del tridente acostumbra a desnivelar la balanza. En la jugada siguiente al gol de Íñigo, Messi ha encontrado Alcácer a la carrera para que este demostrara uno de sus grandes recursos: la definición. Con dos toques, el hoy extremo del Barça ha hecho el 3-1.

La reacción del Barça parecía dejar el partido en el mismo punto. Pero esta Real está plenamente preparada para asumir el intercambio de golpes. Willian José ha convertido una pelota sin peligro en medio del campo blaugrana en un pase a la espalda de los centrales, al pie de Xabi Prieto. El capitán de la Real, sin dejarla caer, ha superado a Ter Stegen con el interior del pie. Una definición llena de clase. Tres goles en tres minutos.

Jugar con fuego

La segunda parte ha dejado al Barça todavía más expuesto. El desgaste físico de la Champions ha condicionado al equipo ante una Real Sociedad con una marcha más. Los guipuzcoanos tenían más la pelota, con posesiones más largas, obligando al Barça a perseguir sombras. Luis Enrique ha querido influir en la tendencia con un cambio. André Gomes, otra vez silbado, ha dejado su sitio a Iniesta. El equipo tenía que defenderse con el balón.

La entrada de Iniesta no ha tenido efecto y el partido se ha seguido jugando a lo que quería la Real. El Barça no estaba cómodo y no podía salir desde de atrás. El resultado, el único aliciente que tenía el equipo para seguir corriendo en el tramo final, estaba en peligro. Alcácer ha recibido su primera ovación en su cambio por Denis Suárez.

Los últimos minutos han servido para que el Camp Nou hiciera saber al equipo que estará a su lado el próximo miércoles, contra la Juventus. Con gritos de "remontaremos", el estadio ha querido espolear a los jugadores para intentar la segunda hazaña consecutiva.