El Real Madrid vive días de inquietud interna por el estado de Álvaro Carreras, cuya última actuación ante el Olympiacos ha encendido todas las alarmas en Valdebebas. El defensa español, llamado a ser una de las grandes irrupciones del proyecto blanco, firmó un partido pésimo que ha dejado señales preocupantes entre sus compañeros. No estuvo bien, no apareció en los momentos clave y sufre un bajón que, lejos de remitir, parece profundizarse semana tras semana.

Un desplome inesperado que inquieta al vestuario

Y es que el duelo ante el Olympiacos fue el enésimo aviso. De este modo, Carreras volvió a quedar retratado como central: lento en la anticipación, inseguro en los balones divididos y descolocado en acciones que un jugador del Real Madrid debe dominar con naturalidad. Sus errores influyeron de forma directa en los goles de los griegos, generando la sensación de que el partido lo superó desde el primer minuto. Y eso que el nivel del Olympiacos no debe suponer un reto mayúsculo para un jugador titular del Real Madrid.

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La realidad es que en el vestuario no esperaban esta versión. Siempre le habían tenido un respeto enorme por su potencial, por su ética de trabajo y por la madurez que mostraba pese a su juventud. Creían estar ante un futuro crack mundial, un futbolista destinado a marcar una época. Pero su irregularidad actual preocupa: un día firma un partido notable y al siguiente comete fallos impropios del nivel de exigencia del club.

La presión empieza a hacer daño a Carreras

Y es que el peso de la camiseta parece estar pasándole factura. Carreras se muestra tenso, dubitativo e incluso nervioso en situaciones que antes resolvía con naturalidad. La presión del Bernabéu, el ritmo competitivo del primer equipo y la necesidad constante de demostrar han empezado a hacer mella en él. Los veteranos lo ven más apagado, menos decidido en el campo y muy afectado cuando un error repercute en el marcador.

La realidad es que todos esperaban que su progresión fuera constante, pero en las últimas semanas el joven defensa ha entrado en un bucle del que no termina de salir. El cuerpo técnico teme que esta situación se cronifique y que el jugador pierda esa confianza que hasta hace poco era uno de sus rasgos más sólidos. El vestuario, por su parte, intenta arroparlo, pero hay preocupación real.

Así pues, el caso de Álvaro Carreras ya no se considera un simple bache. En el club creen que necesita un punto de inflexión urgente para recuperar sensaciones, porque el Madrid no puede permitirse un central que transmita dudas en cada partido. Su talento está ahí, intacto, pero ahora debe demostrar que puede sobreponerse al momento más delicado desde que viste de blanco. El equipo esperaba mucho más… y él lo sabe.