Un equipo coral en el cual todos son conscientes de su rol y todos lo aceptan con naturalidad. La batuta mágica de Laprovittola, los puntos y el físico de Dawson, la muñeca de Mathias y la siempre destacada aportación de secundarios que siempre están allí como Morgan, Birgander o el guerrero Harangody. Todo bajo la dirección de un Carles Llevarán que, desde que llegó el año pasado (junto con Laprovittola), ha transformado la dinámica del equipo. Un nuevo Juventut de Badalona ha seguido demostrando sus capacidades después de imponerse al Ibertostar Tenerife (84-64).

Cuando los verdinegros ponen la quinta son unos de los equipos más atractivos de ver de toda la Liga Endesa. Triples, contraataques y alguna dosis de magia y espectáculo de la mano de la pareja Laprovittola-Dawson. Además, ahora se le suman los puntos exteriores de un recuperado Dakota Mathias que oxigena la capacidad anotadora del equipo.

La Copa es un objetivo más que realista, pero la posibilidad de que la Penya se lleve una victoria en el torneo del KO no es tan remota como algunos pueden pasar. A un solo partido y en campo neutro, este equipo es capaz de montar unos fuegos artificiales que exactamente se pueden cargar equipos como Baskonia o Unicaja. También, sin embargo, capaces de desconectar y perder con facilidad, como el partido en Zaragoza ahora hace unas semanas (112-66). Y es que la Penya lejos del Olímpico de Badalona tiende a ser otro equipo. Mucho más errático, pasivo y con facilidad para marcharse mentalmente del partido.

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El partido contra el Iberostar Tenerife es un ejemplo perfecto. Al inicio de la jornada, los canarios eran quintos. Los badaloneses han salido a destrozar a los de Tenerife. 42-23 en la media parte y una sensación de dominio acaparador. En sólo un cuarto, la dinámica ha cambiado radicalmente y los visitantes se han colocado a 10 puntos. Un triple en el último segundo del periodo de Mathias ha devuelto a los verdinegros al camino inicial. Al final, victoria cómoda por 84-64.

Si la Penya quiere, la Copa puede ser más que una realidad. Mantener la capacidad de seguir en el partido durante los 40 minutos, independientemente de si juega en casa o fuera, será clave para clasificarse entre los ocho primeros y hacer un buen papel. Y si se lo cree puede dar la sorpresa.