Las protestas propalestinas le han quitado todo el protagonismo de la jornada al que estaba llamado a ser el nombre del día, el de Jonas Vingegaard, el ganador de la Vuelta a España más atípica de la historia. El danés, doble campeón del Tour de Francia, ha sido el ciclista más regular y se ha acabado imponiendo en la clasificación general a un Joao Almeida que lo ha intentado todo, pero que terminó por dar su brazo a torcer en la etapa del sábado, en la Bola del Mundo.
Vingegaard no solo no ha podido llegar a la meta con el maillot rojo, sino que ni siquiera ha podido subir al podio, ya que las protestas propalestinas han obligado a cancelar todos los actos protocolarios propios de la competición, con la entrega del trofeo al campeón como momento culminante.
Así ha acabado la meta de la última etapa de #LaVuelta25 tras las protestas en favor de Palestina. #VueltaRTVE14S https://t.co/UUFMEV47ub pic.twitter.com/CVL6GiW1RO
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Madrid, colapsada por las protestas
Después de varios incidentes en las jornadas previas por las protestas propalestinas, se decidió configurar un espectacular dispositivo policial para intentar que la última etapa se pudiera, al menos, terminar. Se acortó la etapa 5 kilómetros y se movilizaron a más de 2.500 agentes policiales, pero no ha servido de nada.
El pelotón ha empezado la etapa sin problemas, pero todo se ha ido torciendo a medidas que los ciclistas se han acercado al centro de Madrid. En varios puntos del recorrido, en la zona de Callao, Recoletos o Atocha, los manifestantes han logrado romper el cordón policial para invadir la calzada. En un primer momento, los organizadores de la Vuelta han ido variando el recorrido, hasta que se ha decidido parar, debido a la imposibilidad de seguir circulando sin riesgo para la integridad física de los ciclistas.

Jonas Vingegaard, campeón sin despeinarse
Un final de Vuelta a España atípico y totalmente inusual. "La etapa 21 de La Vuelta finaliza por motivos de seguridad. No habrá ceremonia protocolaria de podio", ha afirmado la organización. Y es que ha sido un final de la ronda española que ha ido en consonancia con las tres semanas de competición. Y ya podía haberse previsto que el fin de fiesta en Madrid, la capital española, sería el más complicado de todos.
Al final, a nivel deportivo tampoco ha habido tantas sorpresas. Vingegaard, el gran favorito al inicio de la Vuelta, ha acabado imponiéndose con la ley del mínimo esfuerzo, ya que la presión que ha tenido no ha sido tan fuerte como la que sí sufre con Tadej Pogacar en el Tour de Francia. Joao Almeida, pese a intentarlo hasta el final, ha sido un gran competidor para ser segundo. Y Tom Pidcock completa el podio de forma merecida.
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Lo que sí está claro es que la Vuelta no ha pasado desapercibida para nadie. Y de nuevo se confirma que, aunque pocos quieran aceptarlo, el deporte es política.