El FC Barcelona empieza a ver la luz al final del túnel financiero. Con una estrategia quirúrgica basada en ventas indirectas, rescisión de contratos y cesiones inteligentes, Joan Laporta y su directiva han logrado poner al club en condiciones de cumplir con la regla 1:1 de LaLiga, lo que permite inscribir fichajes sin restricciones. Las últimas operaciones han supuesto una inyección económica clave para activar el mercado estival del conjunto blaugrana.

Los 14 millones ingresados por las ventas de Jean-Clair Todibo (8 millones) y Álex Valle (6 millones), ambas operaciones derivadas de cláusulas de porcentaje de futura venta, se suman al ahorro salarial tras la salida de Clément Lenglet rumbo al Atlético de Madrid. Este conjunto de movimientos permite al Barça desbloquear el registro de nuevas incorporaciones, como la de Joan García, portero del Espanyol que se convertirá en el primer refuerzo del curso 2025-26.

Lenglet Atleti Champions

El efecto dominó: ventas pasadas, ingresos presentes

En el área deportiva culé se trabaja con una hoja de ruta clara: hacer caja sin debilitar la plantilla. Y ahí entran en juego futbolistas ya desvinculados del club, pero de los que aún se conservan derechos de venta. Francisco Trincão, Óscar Mingueza y Mika Mármol son tres de los casos más rentables a corto plazo. La dirección deportiva estima que sus posibles traspasos durante este mercado pueden reportar ingresos adicionales sin necesidad de intervenir en el núcleo duro de la plantilla.

Además, jugadores como Pablo Torre, que renovará para ser traspasado, o Iñaki Peña, en la rampa de salida por decisión de Hansi Flick, también figuran como piezas para continuar generando liquidez. El club no se limita a vender, sino que también ha logrado reducir su masa salarial con movimientos como la probable cesión de Ansu Fati al AS Mónaco, operación que permitiría liberar fichas clave para nuevos registros.

Ansu Fati calentamiento Barça

Luis Díaz y un salto cualitativo para la plantilla

La gran apuesta deportiva del verano sigue siendo Luis Díaz, extremo colombiano del Liverpool. Su fichaje está condicionado a un ingreso extraordinario o a una venta relevante dentro del primer equipo. El club lo marca como prioritario para reforzar el flanco izquierdo, carente de desequilibrio constante desde la marcha de Neymar. El seguimiento mutuo entre jugador y entidad no es casual: Díaz ya ha empezado a seguir al Barça en redes sociales, dejando entrever una sintonía que va más allá del rumor.

En un escenario óptimo, con todos los movimientos ejecutados según lo previsto, el Barça también se permitiría mirar al mercado con ambición. Nombres como Alejandro Grimaldo, en caso de que Gerard Martín salga, o incluso Ivan Perisic, que mantiene una excelente relación con Flick desde su etapa en el Bayern, se mantienen bajo vigilancia. El perfil veterano y competitivo del croata podría resultar clave en una plantilla que busca equilibrio entre juventud y experiencia.

Laporta y Deco manejan los tiempos con paciencia, pero con una dirección clara: recuperar el músculo financiero para devolver al Barça a la élite competitiva.