El Barça tiene un agujero que nadie consigue tapar. Hansi Flick lo ha visto, lo ha analizado y lo ha asumido: el problema está en la defensa. Lo que ocurrió en Brujas no fue un accidente, fue el reflejo de algo mucho más profundo. El equipo encajó demasiado otra vez, y cada llegada del rival parecía una amenaza real, casi una sentencia. Flick salió del estadio con la misma sensación que ya había tenido ante Girona y Elche: su Barça concede demasiado, siempre, y eso acaba destruyendo cualquier avance.

El entrenador alemán ya no habla de desconexiones puntuales ni de errores aislados. Flick está convencido de que el problema está dentro del vestuario, en la mentalidad y en la falta de contundencia defensiva. Lo que más le preocupa es que el equipo no muestra reacción cuando encaja. No hay autoridad, no hay liderazgo detrás. Eso, para un técnico que exige intensidad y orden, es inaceptable.

Una defensa que no sostiene nada

Lo de Brujas fue una demostración de impotencia. Cada vez que el Barça marcaba, la defensa regalaba un gol al rival. Da igual que Lamine Yamal produzca jugadas que cambian partidos, da igual que el equipo logre adelantarse: la defensa lo tira todo por la borda en cuestión de minutos. Flick ve como su ataque crea, compite y lucha… mientras su defensa se derrumba sin resistencia.

Elche, Girona y ahora Brujas. Tres avisos en forma de partidos que confirman el mismo diagnóstico: el Barça no aguanta marcadores. El equipo se parte por la mitad y los defensores no imponen respeto. Flick sabe que así, por muy bien que juegue su delantera, no hay nada que hacer. El fútbol se construye desde atrás, y ahora mismo el Barça está construido sobre arena.

Barça alineación Brujas / Foto: EFE

Flick exige soluciones inmediatas

De este modo, el técnico ya ha pedido un plan. No se trata solo de corregir posicionamientos o ajustar marcas. Flick considera que hay un problema de actitud, de concentración, de jerarquía defensiva. Y eso solo puede corregirse con cambios. Cambios en nombres, cambios en roles e incluso cambios en fichajes si hace falta. El alemán, que exige orden y disciplina, no tolerará que su equipo siga encajando goles como un equipo pequeño.

Así pues, el mensaje de Flick es claro: el Barça no puede aspirar a nada si sigue concediendo goles con esta facilidad. No importa cuánto ataque el equipo, no importa cuántas estrellas tenga arriba. Si la defensa no sostiene, el proyecto se derrumba. El diagnóstico ya está hecho. Ahora falta la parte más difícil: encontrar la solución y aplicarla sin excusas. Porque si el Barça no corrige esto ya, la temporada puede quedarse sin objetivos antes de tiempo.