El partido entre el Brujas y el Barça no dejó prácticamente ni una sola nota positiva para el conjunto azulgrana. Los de Hansi Flick solo se llevaron un punto y un puñado de malas sensaciones de tierras belgas, donde quedó en evidencia que la fragilidad defensiva del equipo es un obstáculo absoluto para aspirar a ganar algún título esta temporada. Ni con los cuatro defensas titulares —Koundé, Araujo, Balde y Cancelo— ni con las entradas desde el banquillo de Cubarsí y Gerard Martín, el Barça fue capaz de mantener la solidez atrás. Viendo lo visto, si el Barça no cambia su situación defensiva, el futuro pinta muy oscuro. Una situación que frustró, y mucho, al protagonista del partido: Lamine Yamal, que no pudo salvar a los suyos de la caída.
Si hay que sacar algo positivo del encuentro, para el Barça es, sin duda, la recuperación de la mejor versión de Lamine Yamal. La estrella azulgrana volvió a lucirse como hacía tiempo, participando directamente en los tres goles del equipo. Primero inició la jugada que acabarían transformando Fermín y Ferran; luego marcó un golazo magistral; y finalmente provocó el tercero con un centro que el Brujas acabó introduciendo en su propia portería. Y es que sin Lamine, el Barça podría haberse llevado un correctivo histórico.
Lamine no soporta que la defensa destruya su obra
La realidad es que el partido de Lamine recordó a aquella obra maestra casi culminada contra el Inter el año pasado. El joven crack cargó el equipo a sus espaldas e intentó conducirlo hacia una victoria que, sin él, era imposible. Pero por cada gol o jugada decisiva que generaba, llegaba una acción desastrosa en defensa —ya fuese por parte de los titulares o de los suplentes Cubarsí y Gerard— que lo echaba todo a perder. La frustración de Lamine era evidente: él creaba, pero la defensa desmontaba.

Ni diez minutos sin encajar
Lo peor de todo fue que nadie fue capaz de sostener un marcador después de las genialidades del joven delantero. Tras el primer gol de Ferran, el Brujas solo tardó nueve minutos en volver a ponerse por delante. Cuando Lamine empató con una obra de arte, el 2-2 se convirtió en 3-2 apenas dos minutos después. Ni los titulares ni los refuerzos desde el banquillo pudieron detener el desastre.
Así pues, Lamine tiene claro que puede salvar al Barça en partidos complicados. Lo que no puede permitirse el equipo es que, después de cada gol que él genera, la defensa regale otro a los rivales. Con una línea defensiva incapaz de aguantar ni diez minutos, el Barça no va a ninguna parte. Y Lamine Yamal ya ha dejado claro que esto no se puede repetir.