"No pude entrar. Me requisaron dos estelades, un silbato y la entrada". Francesc, de Reus, tampoco pudo entrar a ver la final de la Copa del Rey este sábado en el Vicente Calderón. Iba con cuatro amigos a ver el partido y, justo cuando se acercaba al acceso del estadio, se colgó la estelada en el cuello.

Sus compañeros pudieron entrar, pero él se quedó fuera. Lo registraron, le hicieron tirar las estelades, el silbato y le requisaron la estelada. "Todo mi pack violento costaba 5 euros", explica Francesc a El Nacional. Uno de los policías le dijo que lo denunciaría por desacato a la autoridad y le hizo una fotografía con el móvil. Francesc se ha puesto en contacto hoy mismo con Drets para hacerles llegar su caso.

Francesc decidió ponerse la estelada al llegar al estadio. Por Madrid "la llevaba escondida para no provocar", explica. Nada más llegar, el policía de la puerta ya le dijo que no podía entrar ni con el silbato ni con la estelada. Se volvió replicando que era una bandera aceptada por la comisión de Antiviolencia y que no estaba prohibida y que el agente no podía decidir sobre la bandera.

Se la hicieron tirar en un contenedor de la entrada pero quiso burlar al agente escondiéndose la bandera en los pantalones.

Fue entonces cuando aparecieron dos policías más. Uno le hizo una fotografía con el móvil, le requisó el DNI y la entrada y dijo que lo denunciaría por desacato a la autoridad. Mientras tanto, el otro le abrió las piernas y lo registró. Fue entonces cuando le dijeron: "Se te ha acabado el fútbol". Exactamente lo mismo que a Daniel Khal, el otro aficionado que no pudo entrar en el campo y de quien El Nacional ha recogido el testimonio.

Mientras sus compañeros continuaban en la entrada, él los llamó para decirles que le habían cogido la entrada y no podía entrar. Fue entonces cuando uno de los policías le llamó la atención: "Cuando te me dirijas, hablas en castellano", explica que le dijo el agente, aunque él replicó que hablaba con sus amigos, no con él.

"Parecía una trampa peligrosa"

Francesc explica que todo pasó muy rápido, en sólo 5 minutos. "Me marché con el rabo entre las piernas. Pensé que lo siguiente era que me tiraran al suelo", relata mientras comenta la sensación que tenía en aquel momento de caerle "el Estado encima".

"Tenía miedo", explica, y añade que lo hace público para que "se vea que es una actuación fuera del umbral de la legalidad" que además "parecía premeditada".

En el lugar y el momento donde pasaron los hechos había muy poca gente. Eran ya las 21.20 horas. "Era una zona remota. Parecía una trampa peligrosa".

Francesc se encontró fuera con tres aficionados más que tampoco pudieron entrar porque les habían requisado la entrada porque llevaban una estelada y se marchó con uno de ellos a ver el partido con seguidores del Alavés.