El Espanyol está herido de muerte. Este domingo, el conjunto perico ha vuelto a perder en casa ante un rival directo (2-4) cómo Osasuna, hecho que ha agotado de manera definitiva a la paciencia del RCDE Stadium. El público del feudo blanquiazul todavía no ha presenciado una victoria de su equipo en la Liga y, cuando se está a punto de llegar al ecuador del campeonato, la situación es dramática. Los de Pablo Machín, que la próxima jornada visitan el Bernabéu, dormirán a 5 puntos de la salvación.

Sensaciones contradictorias

Tensión. Gol. Sufrimiento. En este orden. En la primera parte, los jugadores del Espanyol han puesto de manifiesto que la pésima racha que viven en casa les pasa factura emocionalmente, y es que han saltado al terreno de juego completamente acomplejados, como si el rival que tenían en frente fuera de una entidad muy superior. De esta manera, Osasuna ha conseguido instalarse en campo contrario, donde ha combinado con precisión en la zona de tres cuartos. Su dominio, sin embargo, no se ha traducido en ocasiones de gol.

El paso de los minutos ha favorecido al conjunto de Pablo Machín, que ha encontrado en las desmarcadas de Wu Lei y Adrià Pedrosa una vía para superar la presión feroz de los navarros. Así, cuando se había disputado un cuarto de hora de partido, el carrilero catalán ha hecho valer un gran desplazamiento de Marc Roca para realizar un centro al segundo palo, donde Wu Lei ha estado a punto de marcar con la cabeza.

Parecía que la ocasión del chino sería sencillamente eso, una ocasión, pero entonces, para sorpresa de todo el mundo, el árbitro Melero López ha revisado la jugada en la pantalla del VAR. Nadie se había dado cuenta de ello, pero Facundo Roncaglia había desviado el remate de Wu Lei con las manos. La pena máxima, en cámara lenta, era más que evidente. Marc Roca, el capitán sin brazalete del Espanyol, se ha encargado de transformarlo con el fin de estrenar el marcador y hacer reventar de alegría el RCDE Stadium.

Marc Roca gol Campuzano Espanyol Osasuna EFE

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La diana perica, sin embargo, no ha acobardado a Osasuna, que guiado por el Chimy Ávila –un futbolista con aspecto de luchador de Muay Thai- ha seguido intimidando a Diego López con llegadas constantes.

Pedrosa podría haber detenido la reacción navarra en el minuto 41, cuándo Wu Lei, después de desmarcarse en profundidad y regatear a Juan Pérez, le ha regalado el gol. Su remate con la cabeza, sin embargo, se ha marchado por encima del travesaño. Estaba completamente solo.

Derrota total

Hacer peor las cosas hubiera resultado francamente imposible. En la segunda parte, el Espanyol ha regalado su ventaja en el marcador en sólo tres minutos. Cuando se habían disputado 30 segundos de la reanudación, Osasuna ha empatado el partido gracias a Rubén García, que ha hecho valer un excelente centro de Pervis Estupiñán en el segundo palo para fusilar a Diego. Inmediatamente después, y con el RCDE Stadium en choque, Bernardo Espinosa ha regalado el esférico al Chimy Ávila en la frontal y el argentino, con todo de cara, no ha perdonado. El central colombiano de los pericos tiene virtudes, sí, pero también acostumbra a regalar acciones de tipo. Y sino, que lo pregunten por Montilivi.

Osasuna lo tenía todo a favor por empezar a contemporizar el duelo, pero entonces Roncaglia, un hombre poco amigo de la tranquilidad, ha visto su segunda amarilla después de atropellar a Wu Lei. Los visitantes se quedaban con diez jugadores y Machín, que necesitaba impulsos, ha sustituido a Víctor Sánchez -silbado- para dar entrada a Jonathan Calleri. En el minuto 58, el delantero argentino ha podido firmar el empate con un gran remate con la cabeza, pero Juan Pérez, héroe por sorpresa, ha desviado la pelota con una mano prodigiosa en el primer palo.

Fernando Calero por Òscar Melendo y Pablo Piatti por Adrià Pedrosa. Machín ha quemado todas las naves muy pronto para buscar el empate, pero lo cierto es que, a pesar de jugar con diez hombres, quien ha estado más cerca de marcar ha sido Osasuna. En el minuto 69, una pierna providencial de David López ha evitado el segundo gol del Chimy, hiperactivo durante todo el partido.

Osasuna gol Espanyol EFE

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La afición de Cornellà El-Prat ha perdido la paciencia por completo y no ha perdonado ni un pase hacia atrás. En un escenario de máxima trascendencia, los futbolistas de Machín, superados por la presión y por la situación a la clasificación, sólo han podido contemplar cómo el tiempo pasaba sin poder evitarlo. Y faltaba la traca final.

En el 84, Jon Moncayola ha aprovechado una enésima pérdida perica para marcar el tercero con una gran excursión en ataque. Pero no sería el último. Antes de acabar, Roberto Torres ha transformado un penalti provocado por el Chimy para firmar el cuarto. El gol de Calleri en el tiempo añadido no ha evitado una tormenta total en el RCDE Stadium.

Los gritos de "directiva dimisión" y "no os merecéis la camiseta que lleváis" han sido constantes hasta el silbido final, hecho que evidencia una triste realidad: lo qué antes era confianza en el equipo, ahora es miedo real al descenso. Y el próximo sábado, visita al Bernabéu. Las cosas parece que sólo pueden empeorar.