Los últimos días están cargados de política y deporte después de las masivas protestas propalestinas en Madrid el pasado domingo, coincidiendo con el final de la Vuelta a España. Todo viene por la participación del equipo Israel - Premier Tech en la competición ciclista, por esto se han ido repitiendo las manifestaciones durante las tres semanas de prueba. El final en la capital española, el más polémico de todos, obligó a la organización a suspender el final. Y después se generó el caos, con un conflicto político con la participación de la Vuelta, la Unión Ciclista Internacional (UCI) y el Gobierno.
La carta del CSD a la UCI
El último a participar de esta particular guerra ha sido José Manuel Rodríguez Uribes, el presidente del Consejo Superior de Dportes (CSD). El mandatario español ha mandado una carta al presidente de la UCI, David Lappartient, en la que defiende a España, su trabajo organizando acontecimientos deportivos, como también atacando al ente ciclista.
La UCI expresó "su total desaprobación y profunda preocupación por los acontecimientos que han marcado la edición de 2025 de la Vuelta Ciclista a España". También condenó "de manera firme la instrumentalización del deporte con fines políticos en general, y en particular por parte de un gobierno". Y acabó poniendo en duda la capacidad de España "para acoger grandes eventos deportivos internacionales garantizando su buen desarrollo en condiciones de seguridad y de conformidad con los principios de la Carta Olímpica".
El CSD pasa al ataque
Es por esto que Uribes ha pasado al ataque de manera muy clara con una carta: "En España, como en todas las sociedades democráticas, el derecho de manifestación, libre y pacífico, es un derecho fundamental, consagrado en nuestra Constitución de 1978. Si además la causa es una causa justa y noble en defensa de los Derechos Humanos, esa expresión libre y pacífica adquiere la condición de obligación moral". A propósito de esto, apunta que "desde el Consejo Superior de Deportes estamos muy orgullosos de la grandeza del pueblo español y de su sensibilidad frente a situaciones profundamente inaceptables e intolerables".
Uribes también ha remarcado "nuestro rechazo ante cualquier tipo de actitud violenta, creemos que el deporte no puede ser una isla indiferente a lo que sucede en el mundo, ni mucho menos permanecer ajeno a las graves violaciones de los Derechos Humanos". Y ha apuntado que "blanquear a través del deporte un genocidio como el que se está cometiendo en Gaza, con miles de muertos, niños y niñas inocentes y una hambruna ya declarada por Naciones Unidas, esto sí es una posición política que contraviene la Carta Olímpica y los valores más básicos del deporte".
Unas declaraciones que generarán una nueva guerra entre el Gobierno y la UCI, pero todavía más encendida después de que Uribes afirmara que "en su comunicado no se realiza en ningún momento una petición expresa al Gobierno de Netanyahu instando a que pare la masacre y la barbarie que está sufriendo el pueblo de Palestina".
Más allá de todo esto, el CSD ha seguido defendiendo a España y su capacidad organizativa como país. Y, para acabar, ha puesto los ejemplos de "el Europeo de descenso de ciclismo en La Molina, la Copa Libertadores de 2018, los Grandes Premios de automovilismo y motociclismo, la eliminatoria de Copa Davis de ayer contra Dinamarca o el próximo Mundial 2030 con Portugal y Marruecos".