El verano de Jude Bellingham no ha sido sencillo. El inglés arrastraba una lesión en el hombro que le impidió acabar la pasada temporada en plenitud. Para solucionarlo, tomó una decisión arriesgada. Se operó tras el Mundial de Clubes. Una cirugía que lo dejó fuera de los terrenos de juego durante cuatro meses.
El centrocampista no se rindió. Trabajó en silencio, con entrenamientos exigentes y horas extra de recuperación. Su esfuerzo sorprendió. Alcanzó el alta médica antes de lo esperado. Y poco después, también el alta deportiva. Volvió en septiembre contra el Espanyol. Después, sumó minutos ante el Levante. El regreso parecía perfecto.
Bellingham mintió a Xabi Alonso
La verdadera prueba llegó contra el Atlético de Madrid. Xabi Alonso le dio la titularidad. Pero el resultado fue decepcionante. Bellingham no brilló. Apenas tuvo impacto en el partido. Fue una sombra. Un jugador irreconocible. El equipo lo sintió como si jugara con uno menos. Y eso encendió las alarmas en el vestuario.
El problema era que Bellingham no había hecho una pretemporada completa. Su estado físico aún estaba lejos del nivel que exige el Real Madrid. Le faltaba ritmo competitivo, coordinación y confianza. Aun así, el futbolista insistió en que estaba al 100%. Y Alonso confió en él. Una confianza que, al menos de momento, no tuvo recompensa.
Bellingham pide disculpas, pero no se libra del castigo
La polémica estalló por un cambio. El entrenador decidió sustituir a Arda Güler, que estaba siendo de lo mejor del equipo, y mantener a Bellingham en el campo. El turco salía cuando más brillaba. Y el británico seguía naufragando. La decisión generó críticas internas y externas. El propio jugador entendió que había cometido un error.
El gesto que calmó la tensión llegó después. Bellingham pidió disculpas al entrenador y al vestuario. Reconoció que mintió. Admitió que no estaba preparado. Dijo que no volvería a pasar. Sin embargo, Alonso tomó nota. Contra el Kairat Almaty, en la Champions League, Bellingham no fue titular. Solo entró en el minuto 80, con el partido decidido. Una señal evidente de que el míster no regalará minutos. Bellingham deberá recuperar su nivel poco a poco. Y también la confianza de Alonso.