Tropezando y temblando con el reto de acceder a Europa hasta que Leo Baptistao ha aparecido para seguir con el sueño. El Espanyol ha ganado contra el Leganés con un gol del delantero brasileño en el último minuto y sigue luchando por una temporada redonda que podría acabar con premio.

La derrota de la Real Sociedad en el Camp Nou permitía que una victoria del Espanyol en Butarque los situara en las puertas de las posiciones europeas. El tren de Europa pasaba por Leganés, pero el trayecto no prometía ser tranquilo ante un equipo situado en la zona baja de LaLiga que hacía cinco jornadas que no sumaba tres puntos.

Pocos aciertos y algún error

El duelo de necesidades ha destacado por las imprecisiones y las numerosas pérdidas de balón. El equipo blanquiazul no ha mostrado ni "la sensación de voracidad" de la cual hablaba Quique Sánchez Flores en la previa ni un buen partido en campo contrario como ya hace tiempo que necesita el equipo si quiere llegar al ambicioso destino. En frente, no obstante, un equipo con más voluntad que calidad que sólo ha encontrado en Adrián Marín y El Zhar las posibilidades de intimidación.

De hecho, las únicas llegadas de la primera parte se han producido en el área visitante y lo han hecho gracias a aciertos individuales (como el de Adrián Marín, una gran jugada del cual sólo ha encontrado respuesta de Diego López) o graves errores defensivos; Javi Fuego no ha tenido el día y en un inoportuno resbalón a diez metros del área ha regalado una pelota que ha estado a punto de costar el primer gol del partido.

Jurado no encontraba el sitio en la banda derecha, Caicedo no conseguía entrar en contacto con el juego y sólo Gerard Moreno y Piatti se encontraban cómodos sobre el césped de Butarque. La banda izquierda del Espanyol ha rendido bastante mejor, aunque eso sólo se ha plasmado en pocas llegadas improductivas. Si se quiere ir a Europa había que reaccionar.

Un equipo de contrastes

Madurar y golpear. A pesar de ser inferior, el Espanyol ha conseguido llegar al descanso con igualdad en el marcador y su tradicional plan de mantener la portería a cero después de los primeros 45 minutos para realizar una salida frenética y llevarse la victoria en la reanudación funcionaba hasta el momento.

La segunda mitad ha revelado un Jurado mucho más inspirado y los hombres de Quique han empezado a tener ocasiones claras. Primero la ha desperdiciado Caicedo y después lo ha hecho el propio jugador andaluz, que ha enviado un disparo al palo. Los pericos han enseñado los dientes y se han decidido a luchar para conseguir un gol, pero el Leganés no se ha asustado y ha agradecido entrar en un partido ahora mucho más abierto y con opciones para los dos conjuntos. Y Szymanowski se erigía como el máximo peligro del Leganés.

Falta de revulsivos

Durante todo el partido, a nivel ofensivo el Espanyol ha echado de menos la profundidad de Aarón Martín y Javi López en los laterales izquierdo y derecho, respectivamente, así como también un mayor protagonismo de Leo Baptistao. Su entrada hoy no ha sido tan revulsiva como en la última jornada y, de hecho, los últimos veinte minutos han vuelto al guion inicial.

El estirón visitante, por lo tanto, ha sido anecdótico. El Leganés, muy más necesitado, ha intentado sorprender con mucho empuje pero poca puntería y Diego López tampoco ha sufrido en exceso para mantener la portería a 0 otra vez. En solidez, no se le puede decir nada ni al portero ni al resto de jugadores blanquiazules. El madrileño ha vuelto a participar decisivamente en varias ocasiones. Cuatro pelotas bloqueadas, algunas salidas a tiempo, pero también nerviosismo y errores inesperadas. Ha sido el partido de los despropósitos porque se han hecho tantas cosas bien, como mal en otras jugadas.

Ganar sin merecerlo

Además, los últimos instantes se han jugado completamente en campo catalán y los locales han puesto el miedo al cuerpo de los jugadores del Espanyol. La pelota duraba muy poco a los de Quique Sánchez Flores, pero aun así estos han conseguido mantener el empate hasta el tiempo de añadido. Y entonces, ha aparecido la épica.

Como ayer en el Camp Nou, el héroe se llama Leo, pero de apellido tiene Baptistao. El brasileño ha aprovechado una recuperación en la zona de medios para definir con una vaselina muy plástica que ha superado a Herrerín. Injusto, sí, pero las grandes temporadas también necesitan de victorias en aquellos partidos en que no se acaba de jugar bien.

Un gol en el último minuto también vale y para el Espanyol es oro. Tres puntos muy importantes contra uno de los rivales asequibles y pensar en Europa aún sigue siendo una realidad. Tres puntos por debajo de la séptima posición que podría dar plaza europea y seis final que aún quedan. El próximo sábado a las 20.45h se volverá a poner a prueba la aspiración del equipo blanquiazul, azul contra el Atlético de Madrid en el RCDE Stadium.