El Real Madrid vive una situación incómoda. Una de esas que nadie quiere reconocer, pero todos ven. El protagonista es Endrick, el joven talento brasileño que llegó señalado como el próximo gran delantero del club. Una promesa deslumbrante. Una inversión estratégica. Un proyecto de estrella. Pero la realidad ha sido otra. Mucho más dura. Mucho más evidente. Y, sobre todo, mucho más cercana a lo que Carlo Ancelotti advirtió en silencio durante meses.
El técnico italiano fue prudente. Siempre lo fue. Valoró la calidad del delantero. Valoró su físico y su proyección. Pero dejó claro algo que ahora se confirma: no estaba preparado. Le faltaba madurez. Le faltaba pausa. Le faltaba esa combinación entre talento y cabeza fría que exige un equipo como el Real Madrid. No lo dijo gritando. Lo dijo con minutos. O mejor dicho, con la ausencia de ellos.

Endrick es casi invisible para Xabi Alonso
Con la llegada de Xabi Alonso, muchos pensaron que el guion cambiaría. Que el vasco apostaría por el joven. Que traería aire nuevo. Que veríamos una versión más valiente con los chicos. Pero la realidad, de nuevo, fue contundente: Xabi le ha dado la razón a Ancelotti. Endrick no ha subido escalones. Ha bajado. Ha dejado de ser una ilusión y se ha convertido en un problema. Un jugador residual. Una pieza sin hueco.
En lo que va de temporada apenas suma minutos. Once minutos antes del partido contra el Manchester City. Fue en un encuentro resuelto contra el Valencia, con un 4-0 a favor de los blancos en el marcador. Un premio simbólico. Un gesto casi administrativo. Y la segunda oportunidad llegó contra el City. Forzada. Porque Mbappé no estaba. Porque no quedaban alternativas. Porque el contexto obligaba. Y aun así, nada cambió.
Endrick corrió. Peleó. Chutó. Incluso estrelló un balón contra el larguero. Pero fue insuficiente. No dejó impacto. No generó peligro real. No cambió el partido. Todo volvió al mismo punto: no le da, todavía, para competir al nivel que exige el Real Madrid.
Xabi Alonso lo ve claro. Lo ha dicho puertas adentro. Lo ha insinuado fuera. Necesita minutos, minutos de verdad, minutos continuados, minutos que en el Bernabéu no tendrá. Ni ahora ni cuando regrese Mbappé. Ni siquiera cuando Gonzalo García o Mastantuono, recién llegados, ya gozan de mayor confianza por parte del entrenador. Ese detalle ha dolido especialmente en el entorno del brasileño.

Endrick necesita minutos que no encontrará en el Real Madrid
La frustración crece. Su círculo lo admite. Endrick trabaja. No protesta. Pero en privado está preocupado. Siente que haga lo que haga no alcanza. Que el listón del Madrid está varios escalones por encima de su momento actual.
Por eso la opción más lógica empieza a tomar forma: una cesión en enero. No para venderlo. No para rendirse. Sino para permitir que crezca lejos del foco. Para que llegue al Mundial de 2026 con ritmo. Para que vuelva hecho un jugador de verdad.
Todo dependerá del futuro de Xabi Alonso. Si sigue, Endrick saldrá. Si no, será el nuevo entrenador quien decida. Pero la conclusión ya está escrita: Ancelotti no mentía. Xabi lo confirma. Endrick, hoy, no está para el Real Madrid.