El Real Madrid atraviesa un momento extraño. Un tramo lleno de dudas. Un periodo donde el equipo ha perdido la solidez que mostró semanas atrás. Los empates consecutivos han encendido todas las alarmas, pero también han destapado algo más profundo: un malestar creciente dentro de un vestuario que empieza a mirar con recelo cada decisión de Xabi Alonso. El clima es tenso. Y cada jornada añade un capítulo más a un conflicto que ya nadie puede disimular.
Lo cierto es que la gestión de Xabi Alonso tiene cada vez más jugadores descontentos. Algunos futbolistas sienten que son señalados injustamente, mientras que otros que deberían pagar los platos rotos por no darlo todo sobre el terreno de juego no sufren las consecuencias. Y uno de ellos es Álvaro Carreras.

Al banquillo sin previo aviso
El lateral llegó al club con una etiqueta pesada. 50 millones de euros. Futbolista de futuro. Pieza para construir una banda izquierda de garantías. En sus primeras semanas cumplió con creces. Regularidad, personalidad e intensidad. Todo lo que exigía el contexto. Pero, de pronto, sin una explicación clara, este domingo se quedó en el banquillo sin previo aviso. Fran García ocupó su lugar.
Un giro brusco e inesperado. Un mensaje incómodo, porque mientras él perdía su sitio, otros jugadores con un rendimiento inferior como Jude Bellingham seguían apareciendo como titulares inamovibles. Esa sensación de injusticia ha calado. Y ha golpeado directamente su confianza en el entrenador.
El vestuario lo percibe igual. Muchos no entienden la situación. Ven que el compromiso de Carreras es alto. Ven que su nivel competitivo no ha bajado. Y ven, además, que en un momento donde el equipo necesita orden y contundencia defensiva, prescindir de un jugador tan fiable parece una decisión difícil de justificar.
Álvaro Carreras apunta a nuevo incendio para Xabi Alonso
Lo más llamativo es que Carreras no es el único que está cansado. Xabi Alonso empieza a acumular jugadores que sienten que sus decisiones son erráticas. Algunos creen que existe un doble rasero. Que ciertos futbolistas juegan por decreto. Y que otros, como Carreras, pueden ser sacrificados sin que exista un motivo deportivo sólido.

La relación entre ambos ha entrado en una fase delicada. Carreras, que llegó con ilusión y que veía claro su rol, ahora tiene dudas. No comprende por qué ha pasado de pieza básica a descarte ocasional. No entiende por qué Alonso ha decidido ponerlo en el foco cuando el equipo ofrece problemas más grandes que un solo lateral.
El siguiente partido puede marcar un punto de inflexión. El Madrid visita San Mamés y los jugadores esperan ver a Álvaro Carreras en el once inicial. Si no ocurre, la fractura será aún mayor. Xabi Alonso puede frenar el incendio. O puede alimentarlo. Pero lo que es evidente es que Carreras se ha convertido en su nuevo enemigo dentro del vestuario.