La ruta que os proponemos hoy nos llevará, en coche, de Prades, en el Baix Camp, hasta Gratallops, en el Priorat, pasando por las tierras de las D.O. Montsant y Priorat, con una parada muy especial en el pantano de Siurana, y otra en las ruinas del monasterio de Scala Dei. En total, unos 55 km por unos paisajes secos y montañosos, unas tierras de viñas donde se hacen algunos de los mejores vinos de Catalunya. A medio camino podremos hacer una parada en el pantano de Siurana.

Portal fortificado de Prades. Fotografía: SBA73. Flickr.

La villa roja

La ruta de hoy sale de Prades, en el Baix Camp. Para llegar a Prades podemos coger la AP-2 y salir por la salida 9, en Montblac; continuamos por la N-240 hasta Vimbodí, donde nos desviamos por la TV-7004 hacia Prades. Prades está en una ubicación excepcional, en la Sierra de Prades, no lejos del litoral, pero a 950 metros sobre el nivel del mar, por lo cual tiene inviernos muy fríos. Por su posición fue una importante posición militar, ya en tiempo de los árabes. Jugó un papel importante durante la guerra de los Segadores y al fin del conflicto se derribó el castillo de la villa y parte de la muralla. Buena parte de los edificios de Prades están construidos con ladrillos hechos con la tierra encarnada de la zona, y por eso le llaman "la villa roja". Os recomiendo hacer un buen desayuno en alguno de los restaurantes del pueblo. Y los que no lo hayáis probado, no os perdáis la longaniza de Prades ni las tostadas con arenques.

Prades. Ermita de s'Abellera. Fotografía: Future 75. Wikipedia.

Una ermita en los riscos

A unos 2 km de Prades, yendo por el camino de la Febró, está la ermita de s'Abellera. Es un paraje muy curioso porque la ermita está construida aprovechando una cueva situada justo en medio de los riscos. Las vistas desde aquí, son impresionantes: hay a su pie unos grandes bosques y campos de castaños. El templo es muy sencillo. Se construyó en el siglo XVI sobre la ermita anterior, pero ha sufrido muchas remodelaciones a lo largo del tiempo. Parece ser que aquí vivió, retirado del mundo, el eremita Bernat Boïl, un sacerdote que acompañó a Cristóbal Colón a las Américas y que se convirtió en el primer vicario apostólico de las Indias.

Pantano de Siurana. Fotografía: Josep Renalies. Wikipedia.

El encanto de Siurana

Al salir de Prades nos dirigimos hacia el pantano de Siurana, pasando por Albarca. Son 21 km pero por una carretera difícil, que serpentea por la montaña de Prades. Nos detendremos primero en el pueblo de Siurana. Está situado en la cima de una colina, con vistas directas sobre el pantano que yace a sus pies. En Siurana encontramos las ruinas de un castillo árabe, y una iglesia románica situada en un lugar estratégico. El mejor punto para contemplar el pantano es el Salto de la Reina Mora; dicen que desde allí saltó con su caballo la reina árabe de Siurana para no ser capturada por los conquistadores cristianos (se dice que este castillo fue el último reducto de Catalunya en ser ocupado por los cristianos).

El pantano

Si queremos visitar el pantano tendremos que retroceder camino y dirigirnos en coche hacia Cornudella de Siurana y un poco antes de llegar al pueblo coger el desvío que nos conduce hacia el pantano. Allí podemos hacer una parada en un buen restaurante, Cal Pep, famoso sobre todo por su arroz, con conejo y sepia. Vale la pena disfrutar de la comida y la bebida en la espectacular terraza exterior. Quien quiera bañarse puede acercarse al Toll de la Palla. Y los más aventureros tienen la posibilidad de practicar el kayak en las aguas del pantano.

Scala Dei. Fotografía: Jordi Doménech. Wikipedia.

Scala Dei, el esplendor pasado

De Siurana saldremos hacia Scala Dei. Recomiendo pasar por la carretera TV-7021, por La Morera de Montsant: pasaréis por la zona alta de la montaña, por una carretera que se acerca al Parque Natural de la Sierra del Montsant. El edificio monástico es imponente: sus dimensiones eran inmensas, aunque actualmente una parte ya no se conserva. La cartuja se creó en el siglo XII y se convirtió en uno de los grandes señores feudales de la región: controlaba buena parte del Priorat. Gracias a su buena relación con la Corte, su poder se fue incrementando. En el siglo XIX, con las desamortizaciones, la cartuja fue abandonada y saqueada. Desde el 1980 se emprendieron labores para restaurarla y para abrirla al público dándole la apariencia que tenía cuando estaba en pleno funcionamiento. La visita es de pago y hay la opció de solicitar visitas guiadas.

Las bodegas

Al salir del monasterio, y para cerrar la visita al Priorat, es de rigor visitar algunas de las bodegas de la zona. Tenemos propuestas de todo tipo, desde las más modestas, en torno a los 6 euros con alguna cata, hasta las más elitistas, que pueden subir a los 200 euros por persona con un festín en toda regla. Algunas incorporan, además de la visita a la bodega, un recorrido por las viñas y una explicación del proceso de cultivo de la uva y de la elaboración del vino. Una posibilidad fácil, desde Scala Dei, es visitar los Bodega de Scala Dei, situados en las antiguas dependencias de la cartuja. Y si queremos visitar un pueblo auténtico del Priorato, podemos dirigirnos a Porrera, pasando por Torroja del Priorat y las grandes extensiones de viñas de la zona (son unos 20 km). En Porrera, una población deliciosa llena de relojes de sol, tendremos muchas posibilidades de degustar los vinos de la zona, comprarlos y, si nos interesa, también tendremos la opción de pasar la noche en un hotel o en una de las diversas casas rurales de la zona.

Viñas cerca de la cartuja de Scala Dei. Fotografía: Till F. Teenck. Wikipedia.

 

Fotografía de portada: Scala Dei. Shutterstock.