Tocar (y llenar) tres noches seguidas en el Poble Espanyol de Barcelona está al alcance de unas pocas bandas de guitarras. Esta gesta, sin embargo, es relativa si hablamos de los siempre excesivos King Gizzard And the Lizard Wizard. Sus cifras son siempre vertiginosas. Ellos son, recordemos, los que publicaron con su propio sello cinco discos en 2017 y en 2022; los mismos que ofrecieron cinco conciertos en la edición de 2022 del Primavera Sound con, poca broma, repertorios totalmente diferentes. El prolífico sexteto de Melbourne venía de tocar en Lisboa, donde también hizo tres fechas consecutivas, una especie de breve residencia artística que les permite desplegar casi todo su arsenal (porque todo es imposible): tienen en su haber 26 trabajos de estudio desde su formación en 2010. De su inminente nuevo disco, Phantom Island, presentado como una reinvención orquestal, ni rastro, al menos en este primer 'round' en Barcelona.

King Gizzard & The Lizard Wizard inicia tres noches explosivas en el Poble Espanyol
Tras la amena actuación de Etran de l’Aïr, un cuarteto formado por hermanos y primos de Agadez, la capital del rock sahariano, King Gizzard And the Lizard Wizard salieron a por todas con las energéticas Robot Stop y Big Fig Wasp, la dupla inicial del disco-bucle Nonagon Infinity, publicado en 2016. Las canciones se fueron sucediendo sin pausas. La psicodélica Hot Water -flauta incluida- se fundió con la juguetona Rats in the Sky y la bluesera Raw Feel, incluidas ambas en el accesible Flight b741 del pasado 2024. Y así estuvieron más de 50 minutos, estirando y empalmando con elegancia estas y otras composiciones como la coreada Muddy Water.

Estos lagartos de Melbourne son extremadamente camaleónicos. Su extensísima discografía alberga muchas músicas, géneros y épocas
En este punto merece la pena apuntar que se suele definir la propuesta de la banda liderada por el carismático Stu Mackenzie —irreconocible con su nuevo corte de pelo— como rock psicodélico, aunque estos lagartos de Melbourne son extremadamente camaleónicos. Su extensísima discografía alberga muchas músicas, géneros y épocas. Del surf cacharrero de su primer largo, 12 Bar Bruise, a su flirteo con el thrash metal en PetroDragonic Apocalypse, pasando por el ejercicio de electro pop The Silver Cord, por citar solo algunos trabajos casi antitéticos. King Gizzard son, en definitiva, muchas bandas en una. Esto se traduce, por cierto, en un público de lo más heterogéneo. Ayer vimos jóvenes con brilli-brilli en las mejillas, hipsters cuarentones con totebags, metaleros con chalecos cubiertos de parches… Y turistas, muchos turistas, pero ese es otro tema.

Ayer vimos jóvenes con brilli-brilli en las mejillas, hipsters cuarentones con totebags, metaleros con chalecos cubiertos de parches… Y turistas, muchos turistas, pero ese es otro tema
Durante unos minutos, la banda se disfrazó de Kraftwerk cuando todos los componentes, excepto el batería, se entregaron a una pila de sintetizadores colocados en el centro del escenario. Reivindicaron un par de temas del ya mencionado The Silver Cord y nos llevaron a un festival de música electrónica. Después de este paréntesis bailable llegó la segunda parte del concierto, la segunda hora, con los aires orientales de Sleep Drifter y Billabong Valley, del aclamado Flying Microtonal Banana. Y entonces sí que sacaron la artillería pesada: media docena de temas de heavy-stoner-metal con riffs demoledores y gritos infernales, incluidos en los muy recomendables Infest the Rat's Nest y PetroDragonic Apocalypse..., demostrando una versatilidad abrumadora, sin parangón. Su residencia en el Pueblo Español, enmarcada dentro de l'Europe Residency Tour 2025 (que también hará parada en Lituania, Grecia y Bulgaria), no podía empezar mejor. Veremos qué ofrece el sexteto más imprevisible de Australia esta noche y domingo. Muchos y muchas repetirán para vivir la experiencia KGLW completa.