Arquitectos catalanes han hecho una propuesta a Aragón para proteger las pinturas de Sijena, en el marco de la sentencia del Tribunal Supremo sobre los murales expuestos en el MNAC. En un manifiesto difundido este lunes, la Agrupació d'Arquitectes per a la Defensa i la Intervenció en el Patrimoni Arquitectònic (AADIPA) del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya ha pedido a la Administración aragonesa "que promueva acuerdos que pongan por delante la protección del patrimonio ante cualquier otra consideración", y ha puesto sobre la mesa una idea concreta.
❓ ¿Por qué Sijena sí, pero el 'Guernica', la Dama de Elche y los Toros de Costitx no?
➡️ ¿Cuál es la historia de las pinturas murales de Sijena expuestas hasta ahora en el MNAC?
Se trataría de hacer una reproducción fiel y contextualizada en el monasterio, ya que "las técnicas actuales de reproducción digital e imprenta mural permiten la creación de réplicas de alta calidad, tanto a nivel visual como material, que pueden restituir con gran precisión el aspecto original de las pinturas". "Esta opción, ampliamente utilizada por todo el mundo en espacios patrimoniales de alta sensibilidad, permitiría devolver al monasterio de Sijena su carga simbólica y narrativa sin poner en riesgo la obra original", han defendido. Es decir, que apuestan por "la instalación de una reproducción científicamente rigurosa y contextualizada en su lugar de origen, como vía equilibrada para preservar la memoria del lugar y, al mismo tiempo, garantizar la conservación del patrimonio auténtico."
Argumentos a favor de mantener las obras
Los arquitectos han manifestado así su posicionamiento "a favor de que estas (pinturas) resten en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), por criterios exclusivamente técnicos y de preservación del patrimonio común". "Las pinturas de Sijena no son solo un testimonio único del románico europeo; son también obras extremadamente frágiles que, como ha reconocido la comunidad científica y técnica, no pueden ser trasladadas sin riesgo de daños irreversibles", han sentenciado. A partir de aquí, han expuesto hasta seis argumentos para defender su postura.
Para empezar, han puesto el foco en la fragilidad estructural y la alteración de los materiales originales. "Las pinturas sufrieron un incendio en 1936 y, según múltiples informes, entre el 50 y el 70% de su superficie conservada ha sido ya objeto de reintegro. Los pigmentos y apoyos se encuentran gravemente afectados y su traslado podría provocar el colapso material de las obras", han recordado. A todo esto hay que sumarle la incertidumbre sobre las condiciones de recepción en Sijena, en el sentido que "la sala capitular del monasterio no dispone, a estas alturas, de garantías técnicas que aseguren unas condiciones climáticas, de iluminación y estructuras estables". "Persisten agentes como bacterias, humedades o sales que podrían poner en peligro inmediato las pinturas", han añadido.
Llamamiento a las administraciones públicas
Los arquitectos también han recordado algunos precedentes culturales y criterios internacionales, como los de la Dama de Elche o el Guernica, "que demuestran que los criterios de conservación han prevalecido sobre los de restitución cuando había riesgo para la integridad de las obras". Y han sentenciado: "El principio fundamental es la preservación por encima de la propiedad". Finalmente, han hecho referencia a la responsabilidad de las administraciones públicas, que "tienen que velar por el bien superior de su preservación, incluso ante sentencias que, a pesar de ser de cumplimiento obligado, pueden ser revisadas o aplazadas con base a informes técnicos nuevos" —además de dejar claro que "el MNAC ha sido la institución que ha garantizado durante décadas la conservación, estudio y difusión de estas pinturas".
Todos estos argumentos desembocan en la propuesta para la reproducción fiel y contextualizada en el monasterio, además de insistir al Ajuntament de Barcelona, a la Generalitat de Catalunya y al Ministerio de Cultura para que defiendan "el mantenimiento de las pinturas en el MNAC por razones de conservación" ante los tribunales e instituciones internacionales —y, a la Administración aragonesa, "que promueva acuerdos que pongan por delante la protección del patrimonio ante cualquier otra consideración". De la misma manera, han instado tanto a la sociedad civil como al mundo cultural y científico a "sumarse a este llamamiento para evitar un traslado que podría suponer la pérdida irreparable de una obra maestra del patrimonio común".