El MNAC insiste en el riesgo "elevadísimo" de trasladar las pinturas de Sijena, el día siguiente de la sentencia del Tribunal Supremo. En una atención a los medios de comunicación este jueves, la jefa del Área de Restauración y Conservación Preventiva del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), Carme Ramells, ha advertido que los estudios constatan que los murales "no soportan la vibración". "Entendemos que un traslado, un cambio de emplazamiento, podría suponer estropear las pinturas y es un riesgo elevadísimo", ha añadido.

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Así, Ramells ha avisado de su "fragilidad", así como del hecho de que las pinturas son "muy sensibles a los cambios ambientales" y "químicamente muy reactivas". "El conjunto de materiales que componen estas pinturas, y que encontramos también en otras pinturas arrancadas del Pirineu, es el que esencialmente las convierte en obras muy frágiles", ha manifestado. Con respecto a las vibraciones, ha reiterado que son un riesgo importante sobre las obras de arte porque pueden comportar una modificación tensional y también caída de pintura —de hecho, son uno de los argumentos para no trasladar el Guernica (1937) de Pablo Picasso.

Como una bomba de relojería

La conservadora ha ido más allá y ha destacado que no estamos ante simples pinturas murales, sino que se han convertido "en una especie de artefacto" después de todas las intervenciones sufridas desde la operación para salvarlas del incendio de 1936. Así pues, en este tipo de artefactos queda una parte muy fina de la pintura original, en que fue arrancada con la técnica del strappo —la que se utilizaba en los arrancamientos de manera generalizada: entre un 35% y un 38% son reintegros. ¿El resultado? Que en el interior tienen "una serie de reacciones químicas en potencia que se pueden activar cuando hay cambios de humedad relativa" cuando hay vibraciones, de forma que su traslado sería como activar "una bomba de relojería".

Ramells ha explicado que, después del arrancamiento, se han añadido otros materiales —como un adhesivo de caseinato cálcico— porque "una vez se arranca esta capa tan delgada de pintura, hay que dotar de un nuevo apoyo que le dé consistencia" —se montó al MNAC sobre unas estructuras de madera. "Pinturas murales arrancadas y traspasadas en tela", ha dicho. He aquí la fragilidad de todo ello, ya que son pinturas hechas de materiales diversos: "Un material propio y otros materiales añadidos, y estos materiales son sensibles". Para más inri, los reintegros están fusionadas en el original y separar una cosa de la otra supondría estropear todas dos, ya que ahora forman parte de este nuevo artefacto.

Un traslado sin precedentes

A esta fragilidad, la conservadora ha considerado que hay que sumarle el hecho de que sufrieron un incendio: "Una calcinación, con unas temperaturas altísimas, en torno a los mil grados, que cambiaron su estructura química". Ha insistido en el hecho que el incendio no solo alteró su color, sino que hay una "alteración física y química que hay que tener presente por un tema de absorción de agua". "Estamos ante un pequeño cóctel explosivo", ha alertado. Y ha añadido que no hay precedentes que haya habido nunca un traslado de estas características, con estas dimensiones y con esta complejidad. Para acabar, ha descartado el argumento utilizado por el presidente de Aragón, Jorge Azcón, sobre la salinidad de Barcelona: "Esto pasa con todos los museos, las obras que están en la Tate de Londres no están sometidas a la polución del aire de Londres".

Como Ramells, otros museólogos han criticado el posible traslado de las pinturas de Sijena. Es el caso de la Asociación de Profesionales de la Museología de Catalunya, que ha considerado un "error descomunal" la sentencia. Su presidente, Joan Vicens, ha dicho que el fallo judicial es "esperpéntico" y ha lamentado que no se haya tenido en cuenta ningún criterio ni recomendación técnica. También se ha mostrado preocupado por el "seguido de incógnitas" sobre quién tendrá que asumir el arrancamiento, el transporte y la instalación.

 

El president de la Generalitat, Salvador Illa, ha dejado claro que ante un fallo judicial "no hay más margen" y que las sentencias se tienen que cumplir. Ahora bien, también ha subrayado que quien tiene que mover pieza no es el Govern, sino el MNAC. "Hay una sentencia, nosotros miramos adelante", ha remachado. En la misma línea, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha asegurado que el ayuntamiento da apoyo en el museo.

El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, se ha limitado a decir que "espera y desea" la máxima colaboración entre Aragón y Catalunya para cumplir la sentencia del Supremo. "Las sentencias se tienen que respetar. (...) Lo que necesitamos y lo que el ministerio desea son que esté la mejor cooperación institucional entre las instituciones de Aragón y las instituciones de la Generalitat para poder decidir de forma compartida y conjunta los próximos pasos. (...) Lo que más deseamos es la protección de un bien patrimonial que es muy importante", ha añadido.