Desde hace 25 años, los estudios arqueológicos sobre los antiguos pobladores de la ciudad se han ido multiplicando. Las acciones arqueológicas en la Sagrera, en la calle Reina Amàlia, en el mercado de Santa Caterina, en la plaza Vila de Madrid y en el cuartel de Sant Pau del Camp han permitido multiplicar los conocimientos que teníamos sobre el Neolítico en nuestra ciudad. El Museu d'Història de Barcelona muestra, ahora, Primers pagesos BCN. La gran innovació fa 7.500 anys. Se trata de una muestra donde se pretenden sistematizar los conocimientos acumulados sobre el periodo de surgimiento de la agricultura.

Una exposición - resumen

Primers pagesos recopila un total de 500 piezas, en un 95% procedentes de diferentes yacimientos de la propia Barcelona. Agrupa materiales muy diversos: cerámicas, restos humanos, restos de hogueras, huesos de animales, ornamentos, metales... Se intenta combinar materiales que sirvan para explicar el pasado de la ciudad, con materiales de gran calidad que atraigan la atención del visitante. El resultado es muy convincente.

Vaso con decoración incisa e impresa

La revolución agraria

El primer testimonio que se conoce de la presencia de agricultores y ganaderos en Barcelona es de hace unos 7.500 años. En las excavaciones de la plaza Vila de Madrid se encontró una sepultura de una mujer adulta perteneciente a un grupo que tenía cultura cerámica (una técnica que llegó desde Próximo Oriente). A través de procedimientos policiales, los arqueólogos han reconstruido el rostro de esta barcelonesa. Pero no es el único resto humano encontrado: en total se han encontrado restos de más de 330 cuerpos.

Reconstrucción del rostro de la primera barcelonesa

Bajitos y jóvenes

Los individuos del Neolítico difícilmente superaban los 160 centímetros. Tenían una altísima mortalidad infantil: se encuentran muchos esqueletos de niños y sólo excepcionalmente se localizan individuos de más de 40 años. Con la ayuda de técnicas médicas se han analizado las patologías que habían sufrido. Destaca la presencia de problemas dentales, y especialmente de caries (que no sería, pues, una enfermedad extendida con la modernidad y el incremento del consumo de azúcar). También se encuentran muchos casos de anemias y de tumores. Pero sabemos que tenían técnicas terapéuticas relativamente avanzadas: se han documentado varios casos de perforaciones en el cerebro (trepanaciones), que podrían tener también un significado mágico. En la exposición se puede contemplar algún caso de cerebro trepanado.

Impacto ecológico

Los arqueólogos han podido constatar que el paisaje de nuestra región, hace 7.500 años, era mucho más húmedo que actualmente, y también que tenía una vegetación mucho más rica. Los arqueólogos han analizado los pólenes de las excavaciones, los carbones encontrados en los hogares y los huesos de los animales encontrados. Gracias a eso han deducido que la acción humana fue determinante para el cambio del ecosistema. La deforestación provocada por la búsqueda de nuevos espacios para plantar y la presencia de animales domésticos deterioraron el medio ambiente original del Pla de Barcelona.

Ganaderos y agricultores

Los arqueólogos han documentado, en el Neolítico el cultivo de cebada, trigo, espelta, guisantes, algarrobas y habas (y más tarde, mijo). Se practicaba una agricultura de tala y quema. Se sabe que cultivaban estos productos en campos cerca de los asentamientos, ya que la densidad de población era muy baja. Desde muy pronto se detecta también la práctica de la ganadería: ovejas, cabras, cerdos y vacunos. Estos animales se comían, pero también se aprovechaban sus huesos y sus fibras. Pero se sabe que los barceloneses neolíticos complementaban su actividad como cazadores y pescadores, y la exposición nos muestra algunos ejemplos de flechas y de pesos de redes de pesca.

Cráneo de un bóvido doméstico

Las viviendas

En la exposición no se pueden mostrar muchos restos de las viviendas neolíticas. La mayoría eran cabañas y no dejaron restos notables. Los arqueólogos normalmente sólo encuentran restos de los agujeros para poner los palos de la cabaña, así como hornos y hogares. En cambio hay mucha más documentación sobre los materiales que tenían en sus viviendas, y la exposición nos presenta instrumentos líticos de la época (cuchillos, hachas, molinos...), y reconstruye las piezas de madera en que se encajaban. También se muestran muchos objetos realizados con huesos y con conchas.

Cuchillo de sílex para descarnar

Cerámica y joyas

En la exposición hay una muestra selecta de diferentes tipos de cerámica del Neolítico del Pla de Barcelona. Es una elección que busca no saturar al visitante pero enseñarle un muestrario de estilos y modelos. Algunas de estas piezas son de gran calidad... También se exhiben algunas piezas curiosas de orfebrería, que nos hace pensar en los individuos del Neolítico, no sólo como cultivadores, sino también como gente con un sentido estético y con una rica cultura. Y este es, justamente, uno de los aspectos más difíciles de deducir de los restos materiales que nos regala la arqueología.

Collar neolítico

Entierros

Una de las muestras más impresionantes de la cultura neolítica son los entierros. En Barcelona se han encontrado varias necrópolis, que hacen pensar en algún tipo de ritual mortuorio especial. En la Sagrera hay un hipogeo con 200 individuos enterrados; podrían haber muerto de alguna epidemia, pues fueron enterrados en un breve periodo de tiempo. Pero se encuentran entierros de tipos muy diferentes: individuales, colectivos, con el cadáver en posiciones diversas... Los ajuares encontrados son muy diversos y nos ayuda a comprender la estructura social de aquella sociedad.

Expectación

Primers pagesos BCN es, sin duda, una exposición muy esperada en el sector. El jueves, día de la inauguración, el Museu d'Història de Barcelona estaba repleto. Todo el universo arqueológico catalán estaba representado allí: profesores, investigadores, trabajadores de museos, aficionados... Muchos de los presentes habían participado en las excavaciones realizadas en los últimos lustros en el Pla de Barcelona. Algunos de los asistentes tuvieron que escuchar la presentación desde la calle, porque no había espacio en el patio. La cola posterior para ver la exposición puso de relieve la expectación que despertaba. Y la satisfacción de los arqueólogos a la salida no dejaba lugar a dudas: esta es una exposición que hay que visitar. Y no sólo convencerá a los arqueólogos: la calidad de las piezas y el excelente montaje resultará atractivo para cualquier persona interesada por la historia. La exposición estará abierta hasta el 13 de noviembre. Queda tiempo para ir a verla.