El Palau de la Música Catalana ha acogido esta tarde la entrega del 57è Premi d’Honor de les Lletres Catalanes, un galardón que este año ha recaído en la figura del filósofo, teólogo y traductor Pere Lluís Font. Un reconocimiento que Òmnium Cultural otorga ininterrumpidamente desde el año 1969 y que en 2025, por primera vez en su historia, reconoce la obra de un filósofo.
Pere Lluís Font es un defensor y divulgador de la lengua catalana a través de un corpus literario y filosófico de valor incalculable, un maestro de filósofos y una de las personas a quienes debemos que la gran filosofía europea, hoy, hable en catalán
"La aportación de Pere Lluís Font a las letras catalanas es incalculable y desborda su obra publicada. Su trayectoria, su obra traducida y editada, y su contribución al pensamiento en catalán es de primera magnitud". Con estas palabras, Òmnium Cultural valoró el pasado mes de marzo la entrega del 57è Premi d’Honor de les Lletres Catalanes al filósofo, teólogo y traductor Pere Lluís Font. "Se trata de un filósofo de dimensión europea que dignifica la cultura catalana" y una figura importantísima "para la construcción del país". El galardonado de este año, apuntaba entonces el presidente de la entidad, Xavier Antich, "es uno de los grandes sabios humanistas que tiene Catalunya", y destacó el hecho de ser "un defensor y divulgador de la lengua catalana a través de un corpus literario y filosófico de valor incalculable, un maestro de filósofos y una de las personas a quienes debemos que la gran filosofía europea, hoy, hable en catalán".
Pere Lluís Font entrando en el Palau de la Música acompañado del presidente de Òmnium Cultura, Xavier Antich / Foto: Carlos Baglietto
La ceremonia, que se ha iniciado con una larga ovación cuando el premiado ha accedido a la platea del Palau de la Música, ha contado con la presencia del president de la Generalitat, Salvador Illa, el president del Parlament, Josep Rull, la consellera de Cultura, Sònia Hernández; el conseller de Política Lingüística, Francesc Xavier Vila; los presidentes Jordi Pujol, Artur Mas y Pere Aragonès, así como del presidente de la entidad, Xavier Antich, entre otras personalidades del mundo de la cultura y la política del país.
Jaume Casals i Pons, catedrático de Filosofía de la Pompeu Fabra, universidad de la cual fue rector entre 2013 y 2021, reconocido como uno de los discípulos más destacados del pensador homenajeado, ha sido el primero en tomar la palabra. "En un momento de gran acierto, Òmnium Cultural ha concedido a mi profesor el Premi d'Honor de Lletres Catalanes. He ansiado leer sus libros y encontrarme con su compañía durante 50 años. Mi imagen de Pere es la de un profesor excepcional, totalmente comprometido con su tarea y un escritor afilado que ha situado nuestra lengua en una categoría mundial indiscutible. Mi imagen de él es la de una cruz, pero no la del martirio, sino la de dos caminos que se encuentran en el punto azul o violeta de la cruz, donde se cruzan letras y ciencia. Pere es la fortuna de sus discípulos y sus lectores. Quisiera destacar su humor de tono corto e irónico que resuena por siempre en quien lo lee, autor de una obra literaria ingente, hecha con mucha ciencia y paciencia, o la escucha. La persona y la obra en el caso de Pere son la misma cosa. Debo al homenajeado la cartografía perfecta para transitar por este mundo". Glosa a la figura de Pere Lluís Font que, transcurridos los minutos, ha tenido continuidad en el discurso realizado por el poeta, físico, traductor científico y ensayista David Jou i Mirabent, que ha hecho un profundo y esclarecedor viaje por el trayecto vital y personal del filósofo. "Su obra ha sido un gran estímulo intelectual, que ha ayudado a enriquecer la lengua desde el pensamiento".
El filósofo Pere Lluís Font ovacionado en recoger el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes / Foto: Carlos Baglietto
Ha sido una ceremonia, dirigida por la actriz Rosa Renom y conducida por los también intérpretes Carme Sansa y Eduard Muntada (geniales en su rapsodia de diversos de los textos de Lluís Font, así com de poemas de Salvador Espriu, San Juan de la Cruz y Miquel Martí i Pol), en la que la música ha tenido, como es habitual en la ceremonia de entrega del Premi d'Honor de les Lletres Catalanes, un protagonismo especial. Con el hilo conductor de las piezas modeladas por la pianista Laura Andrés (conocida por ser la acompañante de Andreu Buenafuente en el programa Vosaltres mateixos) y la cantante y violinista Marina Prades, especialmente emotiva ha sido, sin embargo, la aparición sobre el escenario del Palau de la Música del productor y pianista leridano Xavi Lloses y la cantautora Marina Rossell, quienes juntos han dado vida a una conmovedora versión del Cant espiritual.
Si somos una nación es porque tenemos una lengua propia
"Este es un acto de memoria y gratitud, que tiene el valor de brújula porque señala el país que queremos", ha señalado Xavier Antich en su discurso, previo a la entrega del 57è Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. Palabras en las que ha aprovechado para desear el pronto retorno de todos los exiliados. "El Premi d'Honor acostumbra a premiar la aportación creativa a la lengua catalana, por eso suele premiar a escritores. Es la primera vez que reconoce a un filósofo. Pero la obra de Pere Lluís Font no habla de su visión del mundo, sino de lo que piensan los demás. Como buen profesor, ha sido un excelente mensajero, descubriéndonos que pensar es siempre repensar. El profesor ha propiciado el contacto personal con el aura de aquello que es excelente y sobrepasa el entendimiento del razonamiento. Reconociendo a un profesor, en realidad son miles de personas las que hacen esta labor de transmisión, porque sin transmisión no habría tradición, ni cultura. Es aquí donde debemos recordar que, a través de Ramon Llull, fue el catalán la primera lengua, más allá del latín, en la que se escribieron textos filosóficos. A partir de ahí, una decadencia que, con la excepción de la Segunda República, se acentuó con la dictadura franquista. La literatura catalana no perdió la literatura de Carner o Rodoreda, pero sí el pensamiento de todos los filósofos que tuvieron que exiliarse. Debemos pensar en nuestra lengua, porque si no, seremos una colonia mental. Y pocas cosas como la filosofía ayudan a la formación del espíritu crítico. Pere Lluís lo ha dicho muchas veces haciéndose suyas las palabras del poeta Maragall: para mí, la nación es la lengua, y si nos quitan la lengua, nos lo quitan todo. El catalán debe ser una lengua de prestigio, capaz de participar con las lenguas globales en los debates actuales".
Debemos pensar en nuestra lengua, porque si no, seremos una colonia mental
Y entonces, sí, de nuevo entre una larga ovación, ha salido Pere Lluís Font a recoger el 57è Premi d’Honor de les Lletres Catalanes. Tras unas palabras de gratitud, Pere Lluís Font ha reconocido: "Afortunadamente, a la nación catalana no le faltan candidatos dignos para recibir este premio, pero dado que no tengo ningún motivo para dudar del criterio del jurado, debo creer que el jurado ha visto mi trayectoria con mucha benevolencia. Así que gracias, muchas gracias. Soy un campesino del Pallars que hace ya años cambió el oficio de labrar la tierra por el trabajo de profesor de Filosofía, que es labrar el pensamiento y el conocimiento. Si somos una nación es porque tenemos una lengua propia."
Soy un campesino del Pallars que hace ya años cambió el oficio de labrar la tierra por el trabajo de profesor de Filosofía, que es labrar el pensamiento y el conocimiento.
"Cada lengua corta el mundo a su manera, y cada lengua transpira el trasfondo de sus hablantes de forma diferente. El peor de nuestros males es el auto-odio, la servidumbre; la más difícil de las revoluciones es la revolución mental. Si me quitan la lengua, lo perderé todo. No puedo concebir nuestra nación al margen de nuestra lengua. No existen pueblos bilingües, somos monolingües, aunque nos conviene ser políglotas. Porque quien solo conoce su lengua, ni siquiera conoce la suya. Cuando desde la comodidad de un Estado no se apoya a sus lenguas oficiales, no puedo evitar pensar en el rico que le dice al pobre que el dinero no da la felicidad."
Pere Lluis Font, Premi d'Honor de les Lletres Catalanes 2025 / Foto: Carlos Baglietto
Un filósofo de laboratorio
Pere Lluís Font (Pujalt, Pallars Sobirà, 1934) es filósofo, teólogo y traductor catalán. Estudió en Tolosa de Llenguadoc, donde se licenció en Filosofía en la universidad pública en 1959 y en Teología (como laico) en el Instituto Católico en 1962. Ya en Catalunya, ingresó en 1963 en la Universitat de Barcelona, donde enseñó Historia de la Filosofía Antigua hasta 1968, año de la creación de la Universitat Autònoma de Barcelona, a la cual fue llamado y donde enseñó Historia de la Filosofía Moderna y Filosofía de la Religión hasta su jubilación en 2004. Durante estos años, también ocupó cargos de gestión dentro del ámbito académico, como primer director del Departament de Filosofia (1970-1975), secretario de la Facultat de Lletres (1975-1980) y vicerrector d’Estudis (1986-1990). Fue uno de los fundadores de la reconstituida Societat Catalana de Filosofia (1980) y es miembro del Col·legi de Filosofia de Barcelona (desde 1982). A lo largo de su vida ha impulsado diversos proyectos editoriales en lengua catalana, entre los cuales destaca la ambiciosa colección Textos Filosòfics (desde 1981), que ha codirigido con Josep M. Calsamiglia y Josep Ramoneda, primero en la Editorial Laia y después en Edicions 62. Desde 1990 es miembro numerario (emèrit desde 2004) de la Secció de Filosofia i Ciències Socials del Institut d’Estudis Catalans, de la cual fue secretario (1994-2000) y vicepresidente (2000-2007). Y desde 2014 es miembro numerario de la Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona. En 2003 recibió la Creu de Sant Jordi y es doctor honoris causa por la Universitat de Lleida.
En cuanto a su doctrina filosófica, sus dos principales campos de trabajo han sido la historia de la filosofía y la filosofía de la religión. En relación con la primera, considera que es, como decía Léon Brunschvicg, “el laboratorio del filósofo”, porque pensar es fundamentalmente repensar. Así, confiesa que Paul Ricoeur le enseñó a practicarla haciendo el mínimo posible de filosofía de la historia; Robert Blanché, a organizar su canon en torno al eje Plató–Descartes–Kant; y Georges Bastide, a dar relevancia especial a la tríada de filósofos-escritores Montaigne–Descartes–Pascal. Sus trabajos histórico-filosóficos se reparten entre la historia de la filosofía moderna (en un arco que va de Montaigne a Kant), la historia del pensamiento catalán y la historia del pensamiento cristiano.