"Emergencia lingüística", "falta de referentes en el mundo audiovisual", "el catalán en peligro de extinción", "escasez de contenidos en catalán en la red", "imposición del 25% de castellano en las escuelas", "primacía del castellano en el ámbito social", etc. En definitiva y tal como lo diríamos en Banyoles: "la cosa està cardada de pebrots". Negar cualquiera de estas afirmaciones sería absurdo y se podría considerar una actitud propia del negacionismo, de la ignorancia.

Reconocer el problema y aceptarlo no puede justificar que hagamos el llorica

Ahora bien, reconocer el problema y aceptarlo no puede justificar que hagamos el llorica. Hagamos alguna cosa y hagámosla lo antes posible. ¡Estoy muy harta! Harta de que nos pasemos el día lloriqueando y pidiendo permiso y perdón por hablar catalán a lo largo de todo nuestro dominio lingüístico. Harta de que hayamos normalizado el hecho de ir justificándonos por el mundo. ¿Justificándonos de qué y por qué? Harta de dar cuerda al dichoso 25%. Harta de leer noticias día tras día que nos pronostican la extinción más inmediata. Estoy muy harta: de la indiferencia social sobre esta cuestión y sobre todo de nuestra queja constante sin actuación.

¡Estoy muy harta! Harta de que nos pasemos el día lloriqueando y pidiendo permiso y perdón por hablar catalán a lo largo de todo nuestro dominio lingüístico

Menos analizar y menos contar cuántos niños juegan en castellano en el patio y más hacer políticas lingüísticas reales. Políticas lingüísticas de emergencia y de excepcionalidad (ahora que somos expertos en eso de situaciones excepcionales y que nos gusta tanto este término a raíz de la pandemia). Porque hacen más trabajo por la lengua las asociaciones y las entidades que nuestro gobierno y nuestros políticos. Y eso no puede ser, porque la responsabilidad de salvar el catalán no tendría que ser sólo de unos cuantos: salvar el catalán tendría que ser "cosa de todos".

Menos analizar y menos contar cuántos niños juegan en castellano en el patio y más hacer políticas lingüísticas reales

No será suficiente ofendernos ni tampoco haremos nada instalándonos en la queja y en el llirisme. Dejemos de llorar y lamentarnos. Hagamos autocrítica y reformulemos todo aquello que no ha funcionado. Cuestionémonoslo todo. Invirtamos en el audiovisual y cuando escribo 'invirtamos' y por si no queda lo bastante claro, quiero decir que pongamos dinero, que subvencionemos programas en catalán, que recuperemos el Club Super3 o que resucitemos el 3XL. Hagamos contenido en catalán en Twitch y fomentemos proyectos en catalán para jóvenes. Impulsemos, produzcamos y promocionemos el catalán. Hagamos campañas. Hagamos lo que haga falta, lo que sea. Movamos cielo y tierra hasta que el catalán se recupere un poco y hagamos alguna cosa antes de que no sea demasiado tarde. Practiquemos eso del facta, non verba para que nadie nos pueda decir aquello de "no habéis hecho nada".