En el anterior artículo vimos lugares con nombres de plantaciones creados mediante sufijos.
Hoy veremos más, como el Palmeral d'Elx, una zona de palmeras de la ciudad de Elx (al sur del País Valencià), de las mayores del mundo y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000. La palabra palmeral, como puede deducirse, significa 'plantación de palmeras', como tantos otros creados con el sufijo -al que permite designar plantaciones: avellaneral 'plantación de avellanos', tarongeral 'plantación de naranjos', tomateral 'plantación de tomates'.
También está el sufijo -ar, que vemos en albercoquerar 'plantación de albaricoqueros', olivar 'plantación de olivos', tarongerar 'plantación de naranjos', teixar 'plantación de tejos (en catalán, teix)', vinyar 'viña', xiprerar 'plantación de cipreses'. No es preciso que sean cultivos: también se aplica a lugares donde abunda un vegetal: palmar 'plantación de palmas', pinar 'plantación de pinos', boixar 'lugar donde hay bojes (en catalán, boix)', canyar 'lugar donde hay cañas', alzinar o carrascar 'encinar' (en algunas zonas, como la comarca de la Terra Alta (al suroeste de Catalunya), la encina se llama carrasca), fenollar o fonollar 'lugar donde hay hinojo (en catalán, fenoll)', grevolar 'lugar donde hay acebos (en catalán, grèvol)', botjar 'lugar donde hay matas (en catalán, botja)'. Este sufijo se encuentra sobre todo en cultivos de plantas pequeñas: patatar 'plantación de patatas', napar 'plantación de nabos', allar 'plantación de ajos (en catalán, all)', ravenar 'plantación de rábanos', bladar 'plantación de trigo (en catalán, blat)', panissar, blatdemorar o morescar 'plantación de maíz (en catalán, panís, blat de moro o moresc) y llinar 'plantación de lino (en catalán, lli)'. En la población de Llinars del Vallès (no muy lejos de Barcelona) se han hallado restos ibéricos de una industria de lino; de ahí el nombre del pueblo.
Los literatos han recurrido mucho a esta especie de vocabulario
Otro sufijo es -era, que vemos en alzinera 'encinar' y jonquera 'juncal'. Recuerdad, precisamente, el pueblo de la Jonquera, cerca de la frontera francoespañola: antiguamente debía de ser un lugar con muchos juncos. A veces se dice en masculino: canyer 'cañaveral'. También tenemos el sufijo -osa, usado sobre todo en la Catalunya nororiental: botjosa 'lugar donde hay matas (en catalán, botja)', lledonosa 'plantación de almeces (en catalán, lledó)', pinosa 'plantación de pinos'. El escritor olotense Marià Varyreda hablaba de La serra de Banyadors i les negres pinoses de Polí (La punyalada, 1904); el poeta rosellonés Martí Jampy escribía Un moment, dins la pinosa del Pla de l'Arch se reposa (Lliris, roses i violes collits en les muntanyes del Canigó i oferts a Maria Sanctíssima, 1914); y el intelectual de la Catalunya francesa Carles Bosch de la Trinxeria hablaba de Allà hont s'acaban las fexas de conreu y comensan las fajosas (Pla i muntanya, 1888). A partir de ahí tenemos nombres de lugar con avellanosa 'plantación de avellanos' (dos lugares de la comarca de la Cerdanya, en el centro del Pirineo catalán, se llaman l'Avellanosa), fajosa 'plantación de hayas (en catalán, faig)' (en la comarca del Vallespir, en la Catalunya francesa, está el santuario de la Fajosa), figuerosa 'plantación de higueras (en catalán, figuera)' (ahí está el pueblo de la Figuerosa, dependiente de Tàrrega, a medio camino de Lleida y el centro de Catalunya), grevolosa 'lugar donde hay acebos (en catalán, grèvol)' (así se llaman un pueblecito agregado en Castellfollit del Boix (en el centro de Catalunya), una partida del término de l'Espluga de Francolí (al norte de Tarragona) y un torrente que afluye a la riera de Rajadell (en el centro de Catalunya)) y joncosa 'plantación de juncos' (los pueblos Juncosa (al sureste de Lleida) y la Joncosa de Montmell (a medio camino de Tarragona y Barcelona) debían de ser lugares ricos en juncos).