Barcelona, 27 de septiembre de 1936. Hace 89 años. El president Companys (ERC), el conseller Comorera (PSUC) y el conseller Garcia Oliver (CNT-FAI) pactaban la disolución del Comité de Milicias Antifascistas, el gobierno de facto de Catalunya desde que las fuerzas leales a la Generalitat habían derrotado —con las armas— el golpe de Estado militar del 19 y 20 de julio de 1936. El Comité de Milicias Antifascistas, creado en un contexto de amenaza bélica y con la arquitectura de un gobierno de concentración, fue, en la práctica y durante su existencia, un instrumento para el control político del país en manos de la CNT-FAI, el sindicato mayoritario en Catalunya y el gran protagonista de la victoria sobre los golpistas del 20 de julio.

Compañeros y Comorera. Fuente Biblioteca Nacional de España
Companys y Comorera / Fuente: Biblioteca Nacional de España

La creación de las siniestras Patrullas de Control

Tanto fue así, que el dirigente anarquista Joan Garcia Oliver, responsable de seguridad ciudadana y, probablemente, el único cenetista que tenía una visión posibilista (renunciar a los principios libertarios y participar en los órganos de gobierno con el objetivo de lograr la victoria sobre los golpistas), arrinconaría y acuartelaría a las fuerzas de seguridad de la Generalitat (las mismas que habían contribuido, decisivamente, a la victoria del 20 de julio) y las sustituiría por las siniestras Patrullas de Control —formadas, en gran parte, por delincuentes comunes excarcelados— y que se entregarían a una orgía de sangre contra personas de condición religiosa y de ideología conservadora o independentista, y sembrarían el país de cadáveres.

Más de 8.000 personas asesinadas

Pasados dos meses de la creación de aquellas siniestras Patrullas de Control, el balance era aterrador: unas 8.000 personas habían sido impunemente asaltadas, expoliadas y, en la mayoría de los casos, asesinadas por estos —pretendidamente— revolucionarios y —teóricamente— incontrolados. En aquel contexto de caos, de desgobierno y de criminalidad, Companys pactó la desarticulación de aquellas delictivas y sanguinarias Patrullas y su sustitución por otras, pretendidamente, más profesionalizadas y que estarían dirigidas y fiscalizadas por un nuevo Comisario General de Orden Público (se restauraba esta figura, desaparecida desde los Fets d'Octubre de 1934 y la intervención de la Generalitat).

Joan Garcia Oliver. Fuente Archivo Nacional de Polónia
Joan Garcia Oliver / Fuente: Archivo Nacional de Polonia

Garcia Oliver deja paso a Eroles

A principios de octubre, cuando ya era un secreto a voces que el dirigente anarquista Joan Garcia Oliver —hombre fuerte del orden público en Catalunya desde el 20 de julio— sería nombrado ministro de Justicia del gobierno central de la República, el president Companys nombró a Dionís Eroles i Batlle nuevo Comisario General de Orden Público de la Generalitat. Eroles, dirigente de la CNT-FAI y, hasta entonces, secretario del Consejo de Obreros y Soldados (organismo creado para depurar los cuerpos de seguridad pública de la Generalitat), asumía la misión de recuperar el orden público en Catalunya. Pero, ¿cumplió Eroles con su cometido? ¿O simplemente transformó la anárquica criminalidad de las Patrullas de Control por un sofisticado sistema de gansterismo?

"Els nanos d’Eroles"

Eroles se rodeó de una serie de personajes con una larga carrera en la lucha armada —y en la delincuencial—, que se remontaba a los años de plomo del pistolerismo (1919-1923). Serían, popularmente, conocidos como "els nanos d'Eroles" y durante la época que tuvieron el control del orden público (octubre, 1936 – mayo, 1937) sembrarían el país de cadáveres. Durante este "régimen de terror", Eroles estuvo acompañado por personajes tan siniestros como Manuel Escorza del Val, Aurelio Fernández o José Asens, que no solo prorrogarían la práctica de la violencia contra los pretendidos "enemigos de la Revolución", sino que depurarían los métodos para hacerla más rentable política y económicamente.

El Comité de Milicies Antifeixistes, controlado por la CNT FAI (1936). Fuente Enciclopedia Catalana
El Comité de Milicias Antifascistas, controlado por la CNT FAI (1936) / Fuente: Enciclopèdia Catalana

Los Fets de Maig de 1937. El fin del poder anarquista

Los Fets de Maig de 1937 (la reacción del gobierno catalán al gansterismo anarquista) se saldó con centenares de muertos durante las hostilidades (del 3 al 8 de mayo) y con docenas de asesinatos selectivos (durante los días posteriores). Pero, curiosa y sorprendentemente, "els nanos d'Eroles" no sufrieron los efectos de aquel episodio bélico ni de la represión posterior, y tan solo fueron apartados de sus responsabilidades de gobierno. Algunos investigadores actuales lo justifican poniendo en cuestión la naturaleza criminal que históricamente se ha imputado a la organización de Eroles. Pero, en cambio, las historias personales de estos personajes después de la Guerra Civil (1939) confirman lo contrario.

Quién es quién: Eroles

Eroles se marchó al exilio el mismo día en el que las tropas franquistas ocupaban Barcelona (26/01/1939), y después de ingresar y de escapar del campo de concentración de Vernet (Catalunya Nord) se escondió discretamente en Montauban (Occitania-Francia). En aquella villa occitana se le pierde la pista para siempre y empieza todo el misterio. Según algunos investigadores, fue ejecutado por un pelotón clandestino anarquista. Según otros, fue detenido por la Gestapo, entregado a la España de Franco y asesinado por policías españoles en Andorra. Y según otros, escapó a Sudamérica, adquirió una identidad falsa, vivió cómodamente el resto de sus días y nunca más fue molestado por nadie.

Sea como fuere, siempre —en cualquiera de las tres versiones— hay un elemento en común: el botín que había acumulado durante la etapa en la que dirigió la Comisaría de Orden Público, producto de los saqueos en pisos y en casas de familias previamente seleccionadas por sus "nanos". Este botín, que, según la mayoría de los investigadores, no lo repartió entre sus "nanos", ni lo entregó al sindicato CNT-FAI, ni lo depositó en el Tesoro Público de la Generalitat (como era obligatorio en aquel contexto político), siempre estuvo oculto en algún sitio que solo él conocía. Según algunos investigadores, Eroles se habría vanagloriado de engañar a un pelotón anarquista que le reclamó la entrega de dicho botín. A día de hoy, el destino y el tesoro de Eroles siguen siendo un misterio no resuelto.

Aurelio Fernandez. Fuente Archivo ElNacional
Aurelio Fernández / Fuente: Archivo ElNacional

Quién es quién: Aurelio Fernández "el Cojo"

El caso del dirigente anarquista Aurelio Fernández (La Corredoria, Asturias, 1897) es parecido al de Eroles. Fernández, que venía precedido de una extensa experiencia en el mercado negro de armas y en la provisión clandestina de armamento al terrorismo anarquista (durante la dictadura de Primo de Rivera), formaba parte del entramado criminal de Eroles, y todo indica que durante aquella etapa, también, "trabajó" para su beneficio personal. Previamente, la prensa (El be negre, julio-agosto, 1936) y la opinión pública catalanas lo habían señalado como el arquitecto de la trama terrorista formada por la CNT-FAI y la Falange Española, que, poco antes del estallido de la Guerra Civil, habían teñido Catalunya de sangre.

Fernández, "el Cojo", fue señalado como el instigador de los asesinatos de los dirigentes independentistas Miquel Badia y Andreu Revertés (ambos excomisarios de Orden Público de la Generalitat) y del periodista de investigación Josep Maria Planas (que había destapado y publicado la trama anarcofalangista). Pero lo que resulta extremadamente sospechoso es lo que le ocurre en el exilio. Es detenido por la Gendarmería (La Vanguardia, 25/02/1939) —cuando Francia todavía no había sido ocupada por los alemanes—, que le confisca una gran cantidad de dinero y de joyas. Sorprendentemente, nunca sería reclamado por la España de Franco y sería discretamente liberado y trasladado a México, donde viviría sin problemas económicos y donde moriría de viejo (1974).

Escorza del Val, a la derecha de la imagen, con croses. Fuente Revista Juventud Libre (1936)
Escorza del Val, a la derecha de la imagen, con muletas / Fuente: Revista Juventud Libre (1936)

Quién es quién: Manuel Escorza del Val "el Tullido"

Algunos investigadores actuales sostienen que Escorza, llamado "el Tullido" por su discapacidad física, era la parte menos corrupta de aquel entramado (había ordenado la ejecución de algunos elementos especialmente sanguinarios de las Patrullas de Control). Pero, en cambio, era la más temida. Durante la época de los "nanos d'Eroles", Escorza era el policía frío e inescrutable que vigilaba a todo el mundo y que impartía justicia con un criterio muy riguroso, pero también muy personal. Desde la vivienda confiscada a Francesc Cambó, en la Via Laietana, dirigía y controlaba un archivo gigantesco con miles de fichas de pretendidos "facciosos" y, arrogado por su poder, "depuraba" la ciudad con métodos de una brutalidad aterradora.

Pero no gozaba de la confianza de los dirigentes anarquistas. Joan Garcia Oliver diría de él que "era un tullido lamentable, tanto de cuerpo como de alma" y Federica Montseny diría que sus métodos "le provocaban cierta inquietud, por no decir angustia". Ni tampoco de los dirigentes del gobierno de Catalunya. Joan Pons (ERC), miembro de la Junta de Seguridad Interior, diría que era el "cerebro" de la organización criminal "els nanos d'Eroles". Sea como fuere, tampoco pagó por sus crímenes y, al terminar la Guerra Civil (1939), se exilió —sin ningún tipo de complicación— en Chile, vivió en una situación económica cómoda y profesionalmente reconocida (como crítico de arte) y murió (1968) y la España de Franco nunca reclamó su extradición.