Capitán Swing y Nórdica Libros han publicado, en el 50 aniversario del mayo francés, una novela gráfica que nos devuelve a los momentos más álgidos de aquella revuelta: Mayo del 68. Historia de una primavera, del ilustrador Alexandre Franc y del historiador Arnaud Bureau, especialista en el tema. Una obra sin duda atractiva para estas fechas, cuando la gente empieza a recuperar los debates sobre la revuelta estudiantil parisina y sobre las consecuencias que tuvo sobre la sociedad actual. Este álbum quiere ser una crónica detallada de todo lo que sucedió en Francia entre en marzo y en junio de 1968, que sirva al lector para situarse de forma rápida en aquel momento de revolución (desde una óptica exclusivamente francesa, con poca atenció a los acontecimientos mundiales de 1968).

Con los estudiantes

El prólogo de la obra es de Daniel Cohn-Bendit, Dani el Roig, uno de los líderes de la revolución estudiantil (y coprotagonista del álbum). Eso nos sitúa la visión de los autores, que indudablemente simpatizan con la agitación juvenil, aunque hacen un esfuerzo por representar los hechos desde todos los puntos de vista. Franc y Bureau, a pesar de todo, hacen mucho de énfasis en las densas disquisiciones ideológicas entre los estudiantes (trotskistas, maoistas, anarquistas, estalinistas, situacionistas...). Rehúsan un posicionamiento claro frente a estos debates, y se sitúan claramente en una posición externa a los conflictos entre los manifestantes (se usa el recurso a varios personajes que rememoran el pasado, y que se sitúan en corrientes ideológicas revolucionarias diferentes).

Todos los escenarios

Las grandes virtudes y las grandes limitaciones de este álbum parten de su vocación totalizadora... Si bien la mayor parte del texto y de las viñetas se centran en la revuelta universitaria, no olvidan la ocupación de las fábricas, que sacudió a Francia y que dio una nueva dimensión a la revuelta. Y tampoco deja de mencionar las contradictorias relaciones entre el movimiento estudiantil y los sindicatos, que en algunos casos defienden reivindicaciones muy diferentes, y mucho menos ambiciosas. Pero Franc y Bureau no se limitan a dibujar el 68 de los revolucionarios, sino que también prestan atención a la vida política francesa: a las maniobras de De Gaulle, a las tentatives mediadoras de los sindicatos, al fracaso de Pompidou, e incluso a la voluntad pacificadora de Grimaud, el prefecto de policía que rechazaba el uso indiscriminado de la violencia. Mayo del 68. Historia de una primavera es una especie de canto coral que quiere retratar la posición global de los franceses frente al fenómeno revolucionario.

Cartesiano

El caos de la primavera parisina del 68 no llega a la estructura de este cómic... Las viñetas, muy cuadradas y ordenadas, respetan estrictamente el orden cronológico. Con voluntad didáctica, los autores no quieren dejarse ninguna anécdota, ningún discurso, ni ninguna discusión política. Numerosos cuadros de texto ampían lo que no puede quedar claro con las ilustraciones. Hasta cierto punto, podríamos considerar este álbum más un ensayo ilustrado que una novela gráfica. La descripción fidedigna desplaza a la pasión, en un cómic que no vibra con el París estudiantil, sino que mantiene la frialdad ante la fiebre revolucionaria. En realidad, el protagonista de la historia no participa directamente los hechos. Está encerrado a casa y se entera de lo que pasa en las calles por sus amigos. Es un voyeur, y este espíritu de voyeur también se refleja en la obra.mayo 68 franco bureau capitan swing nordica libros

Más allá del medio

La novela gráfica está de moda, especialmente la de temática histórica. YEn algunos casos, se han producido obras magníficas que han servido para que los lectores de hoy se sumerjan apasionadamente en el pasado. Pero a veces se ha cometido un cierto abuso, pensando que basta con dibujar una historia para hacerla atractiva para todos los públicos. De esta forma han proliferado las novelas gráficas planas, repletas de texto para suplir la agilidad del guionista y con el recurso fácil de un protagonista anciano que rememora su vida para explicar el pasado. La pasión desaparece y predomina la pérdida de ritmo, la monotonía... Si se quiere vibrar con mayo del 68, quizás habría que revisitar el París flash-back de Víctor Mora, el Perro blanco de Romain Gary, o incluso el más reciente (y escéptico) El banquete de las barricadas, de Pauline Dreyfus. Porque el medio no lo es todo. No es suficiente con ilustrar para fascinar.