Prats de Molló (Vallespir, Catalunya Nord), 4 de noviembre de 1926. Hace 95 años. Un pelotón de la Gendarmería francesa asaltaba la Villa Denise y detenía a Francesc Macià y su Estado mayor. Macià, exiliado desde el golpe de Estado de Primo de Rivera (1923), estaba en Villa Denise organizando un pequeño ejército que se tenía que introducir clandestinamente en el Principat y que tenía que provocar una revuelta independentista generalizada. La revolución de Macià no fue posible. Mientras se ultimaban los últimos detalles, Ricciotti Garibaldi —uno de los integrantes del grupo italiano de aquel pequeño ejército— contactó secretamente con las autoridades militares españolas y las puso al corriente del plan. Acto seguido, el ministro de Interior español informó a su homólogo francés de que ordenaría la detención y desarticulación de la operación Macià.

Prats de Molló (1925). Fuente Geneanet France (1)Prats de Molló (1925) / Fuente: Geneanet France

¿De dónde salía Garibaldi?

Ricciotti Garibaldi era nieto de Giuseppe Garibaldi, héroe de la unificación italiana (1848-1870); y durante su vida no hizo nada más que vivir de la estela de prestigio que había dejado el abuelo. Emprendió varios negocios, que tuvo que abandonar prematura y precipitadamente; y se implicó en varias acciones militares —oficiales y extraoficiales— con un resultado más que discutible. Tan solo había conseguido un rango de suboficial en el ejército italiano. Nacido en Roma en 1881, cuando entró en contacto con Macià ya era un hombre de edad madura (45 años), sin estabilidad personal (era un aventurero), ni económica (más allá de la caridad que, de mala gana, le hacían sus hermanos), y sin ningún tipo de futuro. Sus biógrafos coinciden en que era la oveja negra de la ilustre familia Garibaldi.

¿Qué hacía Garibaldi en Francia?

En el año 1926, Garibaldi malvivía exiliado en Francia, junto a los integrantes de la Legión Garibaldina, un grupo de voluntarios italianos —en aquel momento proscritos por el gobierno italiano— que habían combatido en las trincheras francesas de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) en defensa de los valores republicanos y democráticos. El mismo propósito que había impulsado la participación catalana en las mismas trincheras a través del independentista Comitè de Germanor de Voluntaris Catalans. En aquel conflicto, Italia y Francia —aunque la primera era una monarquía y la segunda una república— habían luchado del mismo lado. Pero en 1926, las cosas habían cambiado: Italia todavía era una monarquía; pero quien ejercía el poder de verdad era el fascista Mussolini. Lo mismo que pasaba en España, a través de las figuras del rey Alfonso XIII y del dictador Primo de Rivera.

Francesc Macià durante el juicio de París (enero, 1927). Fuente Archivo de ElNacional Francesc Macià durante el juicio de París (enero, 1927) / Fuente: Archivo de ElNacional.cat

¿Cómo contactan Garibaldi i Macià?

Según la investigación historiográfica, Macià contrató a aquel grupo de combatientes exiliados italianos, con la confianza en que eran gente experimentada en la lucha. Y, sobre todo, guiados por una honorable causa. Lo que no sabía Macià, y que descubrió más tarde, es que entre aquel grupo había, también, exiliados que procedían del perseguidísimo movimiento anarquista italiano que, en aquel momento, acumulaba una extensa nómina de víctimas ilustres. Entre las más destacadas, el presidente del Gobierno Cánovas del Castillo (1897); la emperatriz Isabel de Austria —Sissí, para los amigos— (1898); o el rey Humberto I de Italia —padre y antecesor de Víctor Manuel III, colaborador necesario de Mussolini— (1900). Con aquellos compañeros de viaje (un colectivo de unos 60 efectivos), aquella empresa aventuraba un resultado totalmente incierto.

La siniestra carambola Garibaldi

Pero el fracaso de la operación no fue a causa, directamente, de la participación de estos elementos. Sino que fue fruto de una siniestra carambola. El nieto del héroe de la unificación italiana resultó ser un agente captado por el régimen de Mussolini para informar a Roma sobre los movimientos del exilio anarquista italiano en Francia. En este punto, sus biógrafos insisten en su pasado antifascista; y en su compromiso personal —ampliamente demostrado— contra el partido y contra el régimen totalitario del Duce. Pero sugieren la posibilidad de que la oferta económica que le presentó el régimen de Mussolini, que conocía bien sus miserias económicas, habría resultado demasiado tentadora para rechazarla. Macià, sin saberlo ni imaginarlo, acogió en su casa a un hurón del dictador italiano; que no tenía que jugar ningún papel en el movimiento catalán.

Macià desprendido del juicio, la condena y el exilio. Girona, 1931. Fuente Archivo ElNacional (1)

Macià después del juicio, la condena y el exilio. Girona, 1931 / Fuente: Archivo ElNacional.cat

¿Cómo acabó Garibaldi?

A pesar de su papel de 007 al servicio de S.M. Víctor Manuel III, Garibaldi también fue detenido y juzgado por su participación en la operación Macià. Le cayeron dos meses de prisión, la misma condena que a Macià. Pero la extraordinaria resonancia internacional de aquel proceso —que ocupó las principales portadas de prensa continentales durante semanas— lo fundió. A partir del juicio de París, Francesc Macià ganaría, definitivamente, la condición de mito, que lo conduciría —a paso firme— a la restauración y a la presidencia de la Generalitat (1931). En cambio, Garibaldi —abandonado e ignorado por el gobierno que le pagaba— ganaría la perversa categoría de "malo" de la película. Nunca, en ningún sitio, ni en Italia, ni en los cenáculos de poder del régimen fascista; ni siquiera entre su familia; fue reconocido. Murió en Roma en 1951, en la más absoluta indigencia.