Imagen superior: Infantería rusa durante la Primera Guerra Mundial / Wikimèdia

 

Víktor Boríssovitx Shklovski (San Petersburgo, 1893 - Moscú, 1984) fue un crítico, escritor y panfletista ruso recordado principalmente por ser uno de los primeros teóricos del formalismo ruso, un movimiento intelectual que configuró la teoría y la crítica literaria como disciplinas autónomas. Pero más allá de su acción literaria, Shklovski tuvo una trayectoria vital que le permitió vivir la Revolución Rusa al mismo tiempo desde dentro y desde fuera, desde el centro y desde la periferia y, también, desde la militancia y la oposición, es decir, a la vez desde el amor y del odio.

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Viktor Shklovski / Wikimedia

Personaje controvertido, Shklovski participó en la Primera Guerra Mundial como mecánico de vehículos blindados, pero después de la Revolución de Febrero pasó a ejercer de comisario político en primera línea del frente en Galitzia -territorio hoy a caballo entre Polonia y Ucrania-, y posteriormente continuó su tarea como comisario en el cuerpo expedicionario ruso en Persia. Simpatizante del Partido Social-Revolucionario -formación socialdemócrata que aspiraba a liderar la revolución- se opuso a los bolcheviques, con quienes tuvo una relación fluctuante a lo largo de los años.

Así, en 1919 tuvo que huir a Ucrania, pero pudo volver a Rusia de la mano de Maksim Gorki, que intercedió por él. Sirvió en el Ejército Rojo durante la Guerra Civil Rusa (1917-1923) pero acabó huyendo y exiliándose en Berlín en 1922 ante las posibilidades que acabara detenido por su oposición al régimen leninista. Sin embargo, al año siguiente fue perdonado por las autoridades soviéticas y pudo retornar a Rusia, donde optó por dejar la acción política y se centró en la teoría literaria.

Crónica desde la trinchera

Este periplo de los años 1917 a 1922 conforma el grueso del libro Viaje sentimental. Recuerdos de 1917-1922 (Capitán Swing, 2019), un volumen que ahora llega en castellano en traducción de Yulia Dobrovolskaya y Alexander Klimin. El libro, que ya fue editado en castellano en 1972 por Anagrama -ya descatalogado-, incluye ahora, además de una nueva traducción, dos introducciones, una literaria a cargo de Richard Sheldon y otra histórica de Sidney Monas. Con todo, es en la crónica de los hechos desde el frente de guerra y en algún momento desde el nucleo de la revolución donde se encuentra la grandeza de un volumen que, además, da a conocer aspectos poco conocidos de la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Rusa.

Así, si el norteamericano John Reed en su Diez días que estremecieron al mundo -en catalán en Edicions de 1984, 2017- pudo explicar desde primera línea el momento culminante de la Revolución de Octubre, es decir, la toma del poder por parte de los bolcheviques, lo que ofrece Shklovsky en su obra es más bien una visión periférica, que se adentra en el pequeño detalle de la vida cotidiana más que en los grandes hitos históricos.

Ataque en la policía zarista durante los primeros días de la revolución de marzo de 1917 wikipedia

Acción armada de los soviets durante la Revolución de Febrero / Wikimedia

En contraste con el reciente libro Viatge a la Rússia soviètica (L'Avenç, 2017) donde los textos de personajes catalanes tan diversos como Rovira i Virgili, Andreu Nin, Josep Pla, Josep Carner, Carles Pi i Sunyer y Eugeni Xammar entre otros ofrecen la visión del extranjero -a menudo fascinado, a menudo engañado- de los primeros pasos del régimen soviético, Viaje sentimental es una crónica sobre el terreno de alguien que vive los acontecimientos que explica y con los que se implica en una extraña relación de fascinación y de rechazo.

Viaje sentimental fue publicado en Berlín en 1923, justo durante el exilio de Shklovski y se puede considerar como una "novela de no ficción", en el sentido que narra hechos reales con técnicas literarias, entre las cuales predomina el verbo ágil, el párrafo conciso y una ironía que sirve al autor para superar los incesantes espectáculos de muerte de los cuales es testigo.

Un ejército deshecho

El libro empieza con el estallido de la Revolución de Febrero de 1917, que sorprende al autor en el mismo San Petersburgo -ciudad que en aquel momento se renombraría como Petrogrado pero que Shklovski llama simplemente Petersburgo o bien Píter-. Pronto quedó enrolado como comisario militar y destinado al frente de Galitzia, donde el ejército ruso se enfrenta a alemanes y austríacos. Allí se encuentra con un ejército deshecho a causa de las convulsiones revolucionarías. Lisa y llanamente, los soldados que no querían luchar por el zar tampoco tenían nada claro si tenían que hacerlo por un gobierno provisional que los animaba a una lucha que ya no era la suya.

De sopetón, los soviets -palabra que se puede traducir al castellano como consejo o asamblea- consiguieron que la tropa tomara voz y voto en las decisiones militares, hecho que les enfrentó a una oficialidad proveniente de la aristocracia que se vio impotente para mantener la disciplina. En este sentido hay una película rusa reciente, Batalon (Batallón, 2015) que aborda la situación desde la perspectiva de la creación de regimientos femeninos que intentan mantener el orden en el frente.

En todo caso, Shklovski se encuentra con un ejército que "sufría de hernia ya antes de la revolución", y ésta sólo hizo que liberarlos de "las leyes, los reglamentos y las pautas de conducta", por lo que es incapaz de triunfar en una ofensiva condenada al fracaso. En medio de la derrota, el autor es herido y vuelve a San Petersburgo, donde presencia la kornilovschina, es decir, el golpe de Estado fracasado del general Lavr Kornílov, vencido por el Gobierno provisional de Aleksandr Kérenski con el apoyo de los soviets.

El laberinto persa

Posteriormente, Shklovski es destinado a Persia (actual Irán), donde el ejercido ruso lucha contra los turcos. Allí descubre el laberinto de naciones enfrentadas en un juego de alianzas cambiantes que incluye a persas, armenios, judíos, asirios y kurdos. Vale la pena reproducir unas líneas que dedica a estos últimos, hoy en día de actualidad por su enfrentamiento contra el Daesh y el ejército turco: "En tiempo de paz vivían en la frontera entre Turquía y Persia. Para ser más exacto, Persia y Turquía confinaban con las tierras donde vivía el pueblo kurdo. Una parte tenía la ciudadanía turca y la otra la persa. En total la población kurda rondaría los dos millones. En los años ochenta habían intentado crear su propio Estado". En los años ochenta del siglo XIX, se entiende. Y así hasta hoy.

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Infantería rusa de la Primera Guerra Mundial / Wikimedia

En todo caso, los rusos tenían como principales aliados a los armenios y los asirios, cristianos como ellos, y el autor relata la retirada de las tropas en medio de grandes matanzas donde los asirios se llevan la peor parte en un escenario de la Primera Guerra Mundial bastante desconocido.

De Ucrania a Berlín

A causa de su aventura persa Xklovsky se pierde el acontecimiento primordial, la Revolución de Octubre que lleva a los bolcheviques al poder. Además, muy pronto se desengaña del nuevo régimen, que en 1918 fusila a su hermano. Huye a Ucrania, en aquel momento independizada del imperio ruso y con un gobierno proclive a los alemanes. Allí vive el régimen del hetmanato de Pavló Skoropadski y la toma del poder de Símon Petliura. Con la entrada del Ejército Rojo en Kiev, Shklovski vuelve a San Petersburgo, donde conseguirá el perdón gracias a la mediación de Maksim Gorki.

Integrado en el Ejército Rojo otra vez como comisario, vivió la Guerra Civil en el frente del Dnieper, pero dentro de su característica relación de amor y odio con los bolcheviques en 1922 se exilia en Berlín, donde compone su libro de memorias. Retornado finalmente a la Unión soviética, donde es nuevamente perdonado, el autor se dedica a la teorización literaria.

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Tropas del Ejército Rojo en Moscú durante la Guerra Civil Rusa / Wikimedia

Con el vigor de las mejores crónicas del frente, Viaje sentimental no es sólo el relato personal del autor, sino también una ventana abierta a tres acontecimientos de la historia universal -la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y la Guerra Civil Rusa- que, ahora hace justo un siglo, estremecieron al mundo.