"Este libro es la constatación de un fracaso". Joaquim Carbó presenta Sense futur con pesar. Es la de la convivencia forzada en los últimos años con el coronavirus, que lo obligó a cambiar unas rutinas que tenía muy consolidadas. Acostumbrado a ir al teatro, al cine y a hacer vida cultural, Carbó admite que la pandemia cambió su vida. "Cuando tienes 87 o 88 años y llega una cosa así, te lo corta todo", afirma. El autor, uno de los más prolíficos en lengua catalana de todos los tiempos, repasa esta y otras vivencias en unas memorias que tratan el mundo editorial, sus últimos libros y la preocupación por el futuro, y que publica la Editorial Destino.

Desde la posguerra hasta mediados del 2021: Sense futur es un baúl lleno de recuerdos y que permite adentrarse no sólo en el presente sino también en el mundo literario catalán de la segunda mitad del siglo XX. Carbó presenta con humor y nostalgia una retahíla de anécdotas que ilustran su evolución y crecimiento, en clave de presente, de futuro y de pasado. Aparece la revista Cavall Fort, revista en la que Carbó ha publicado un centenar de cuentos, y su director, Albert Gener, el poeta español Antonio Gamoneda o los escritores del colectivo Ofèlia Dracs, que en la década de los setenta se conjuraron para mejorar la posición de la literatura en catalán.

Joaquim Carbó - Guillem Roset (ACN)
Foto: Guillem Roset (ACN)

Se suman a otros nombres ilustres, como el del traductor Jordi Arbonès, Gaspar Aguayo, librero de la desaparecida La Maga, librería del barrio del Guinardó, o el del dibujante Picanyol, personajes "con mucho peso" que dan forma a su mundo y que en conjunto forman un mosaico muy completo. También aparece Joan Margarit, con quien Carbó coincidió en el ascensor del Ateneu Barcelonès. La repercusión de su muerte en los medios de comunicación, explica al autor, le sorprendió.

Joaquim Carbó: "Cuando tienes 87 o 88 años y llega una cosa así —la pandemia—, te lo corta todo"

El libro repasa curiosidades que dan sentido a su trayectoria y sirven para entender su alcance en el mundo de la literatura catalana, también infantil y juvenil. Por ejemplo, la carta de respuesta que Carbó recibió del guionista y novelista Edgar Cantero, una misiva que llegó con 34 años de retraso. Carbó le escribió cuando Cantero tenía trece años para felicitarlo por un cuento que había escrito y presentado a los Jocs Florals de la Escuela Lys en 1994, donde él hacía de jurado. Y Cantero se olvidó de responderle hasta el año pasado, cuando se encontró con la carta por casualidad, siendo ya un autor conocido, y decidió responderla.

Un diario del pasado y del presente

A través de anotaciones que hacía cada día, como si se trazara de un diario personal, Sense futur reconstruye episodios del pasado de las letras catalanas, pero también el desconcierto de los días de confinamiento que lo empujaron a sentarse delante del ordenador para recoger esos efectos. Con la pandemia, Carbó admite que "perdió las ganas de escribir", sobre todo con respecto a las novelas. A pesar de explicar que todavía tiene muchas ideas para construir historias se dio cuenta de que "los conflictos que escribía en mis libros eran insignificantes en comparación con lo que estábamos viviendo". El autor de novelas célebres como La casa sota la sorra o El grup dels deu es un escritor polifacético que lo ha probado todo. Puede presumir de haber escrito hasta 150 libros, que van desde adaptaciones de óperas de Wagner a novelas eróticas, publicadas, eso sí con el seudónimo de Ofèlia Dracs. Entre su colección, otras memorias, Pantalons curts, que en este caso relatan la infancia del autor de Caldes de Malavella.

Joaquim Carbó - Guillem Roset (ACN)
Foto: Guillem Roset (ACN)

A pesar de eso, afirma que la gente de pluma "pasamos por el mundo con bastante discreción", sobre todo a la hora de moverse por la ciudad y de ser identificados, con excepciones contadas. No niega que se ha sentido reconocido por su trayectoria pero deja claro que no lo conocen por la calle, quizás porque los "novelistas del domingo por la tarde no hemos tenido el prestigio suficiente". Carbó se refiere así al hecho de que durante gran parte de su trayectoria compaginara la escritura, que hacía sobre todo por las tardes, con un trabajo de oficinista en La Caixa que le ocupaba las mañanas.

Joaquim Carbó: "La inmersión lingüística ha servido para hacer escritores más que lectores"

Carbó también testimonia el cambio del panorama literario catalán y su expansión. Señala como antes "éramos una familia muy reducida" y ahora los escritores han proliferado: "la inmersión lingüística ha servido para hacer escritores más que lectores", afirma socarrón. Su extensa correspondencia, en la que aparecen escritores, editores y todo tipo de personalidades de la cultura catalana ya se conserva, en gran parte, en la Biblioteca de Catalunya, donde podrá ser consultada en un futuro próximo. Es ya parte de la historia.

Aunque esté a punto de hacer los 90 años, el escritor conserva una vitalidad notable y detalla proyectos y actividades futuras. Sigue colaborando con la revista Cavall Fort y El Tatano, donde escribe todavía cuentos para niños y jóvenes. También prepara una novela juvenil que todavía no tiene título pero que explicará la historia de cuatro niños soldados al África. "Intento vivir y entender la vejez", dice, "es toda una gozada haber llegado hasta los 90 años".