En el Zoo de Barcelona se celebra esta semana una reunión para valorar la situación de los grandes simios (gorilas, chimpancés, orangutanes y bonobos). El encuentro, organizado por la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), tiene como objetivo analizar los programas que afectan a estas especies, todas ellas consideradas en peligro de extinción. A la reunión ha asistido Doug Cress, coordinador del GRASP, la sección de la ONU encargada de la protección de los grandes simios.

Parientes cada vez más próximos

En los últimos años se han realizado muchos estudios sobre el genoma de los diferentes grandes simios. Y a medida que los análisis progresan, cada vez se hace más evidente la proximidad entre estas especies y el hombre. El bonobo comparte el 98,7% del genoma con los humanos, y hay un 15% de secuencias genéticas idénticas. Se calcula, en base a estos datos, que hace aproximadamente seis millones de años que se habrían separado los antepasados comunes. El orangután, el gran simio más diferente a los humanos, comparte el 96% de su carga genética. Pero la proximidad no sólo es evidente a nivel genético. Los estudios de los etólogos sobre su comportamiento cada vez encuentran más similitudes entre chimpancés y gorilas, y hombres. Se ha demostrado que los chimpancés usan herramientas y que son capaces de resolver problemas. Y también, desde hace tiempo, se sabe que los chimpancés son capaces de hacer guerras entre ellos.

En peligro de extinción

Todos los grandes simios están en peligro de extinción. Se han visto afectados por la caza por motivos alimenticios, por la reducción de sus hábitats y por su captura para los coleccionistas (ahora muy potentes en los países asiáticos). Y las medidas para proteger a estos animales son muy poco eficaces. Uno de los problemas es que casi todos los países que tienen zonas de selva con grandes primates son países extremadamente pobres, como Guinea-Bissau, que tienen poca capacidad para gestionar políticas de protección del medio ambiente. Pero la situación es todavía más grave porque diversos de estos países atraviesan por largos conflictos armados: Sudán del Sur, República Centroafricana o República Democrática del Congo (el largo conflicto de este país tiene su máxima intensidad en la zona donde hay gorilas). La inestabilidad política impide cualquier intento de gestión de los problemas ecológicos.

El aceite de palma

Uno de los principales problemas en este momento, para las poblaciones de grandes simios, es la extensión del consumo de aceite de palma. Las palmeras de aceite crecen en las mismas zonas donde viven los grandes primates de África y Asia. En los últimos años se está incrementando la deforestación de zonas de selva, para abrir plantaciones de palmeras de aceite. Es un fenómeno que ha afectado tanto a países africanos como asiáticos. La desaparición de grandes masas de selva rápidamente afecta gravemente a las poblaciones de grandes simios. Por eso las entidades conservacionistas presionan para que se identifique en los envases el aceite de palma producido sin deforestación, para intentar frenar este proceso.

Orangután con cría

Grandes simios en cautividad

La práctica totalidad de los grandes simios que hay en los zoológicos de Europa han nacido en cautividad, porque hace años que los zoológicos no compran animales capturados en su medio natural. Ahora, los zoológicos colaboran entre ellos para cruzar sus ejemplares, de tal forma que se asegure que se preservan las diferentes subespecies de animales, pero al mismo tiempo se preserve la diversidad genética y se garantice la autosostenibilidad de las poblaciones existentes.

Liberación compleja

Los grandes simios son animales que cuesta mucho reintroducir en su medio natural. En los países de origen de estos simios ya hay en marcha proyectos para reintroducir en un estado de semi-libertad ejemplares procedentes de centros de rescate. Pero todavía es más difícil reintroducir aquellos grandes simios que se han criado en cautividad. Ahora se está intentando hacerlo en ciertos casos, como con los gorilas del Gabón, pero el proceso no es fácil porque los ejemplares liberados no se mezclan con sus congéneres.

La mejora en las condiciones

Anteriormente, los zoos europeos acostumbraban a tener a los grandes simios en pequeñas jaulas, cerrados, aislados de sus congéneres, inactivos, y eso les afectaba mucho. En los últimos tiempos hay tendencia a mejorar sus condiciones: se ponen varios animales de la misma subespecie, se les busca distracciones, se intenta que estén activos, se les da una alimentación muy estudiada... Pero además, los zoos europeos, como el de Barcelona, se plantean como un espacio para reivindicar la mejora de las condiciones de los animales en su medio natural: por ejemplo, junto a las jaulas denuncian los problemas ecológicos de estas especies.

Mostrar para sensibilizar

Maria Teresa Abelló, conservadora de primates del Zoo de Barcelona, asegura que esta instalación tiene una gran misión como escuela de naturaleza. Para ella, los zoológicos son centros que difunden la naturaleza que no tenemos cerca entre aquellos que no pueden verla en directo. Abelló asegura que, por más que la gente vea animales en películas y en internet, la sensación de ver un gran primate en directo supone todo un shock: "Por eso la gente se pasa horas mirándolos cuando viene al zoológico". Cree que el papel más relevante que tienen los zoos es sensibilizar a la gente sobre la necesidad de respetar a la naturaleza. Afirma: "Hay que conocer a estos animales, verlos directamente y asimilar que nos son muy próximos. De esta forma entenderemos que la amenaza sobre su supervivencia constituye un aviso sobre nuestra propia supervivencia. Hay que salvar el medio ambiente para los animales, pero también para nosotros".

El debate sobre la cautividad animal

Pero no todo el mundo está de acuerdo con las afirmaciones de Maria Teresa Abelló. Algunos estudiosos, como Marta Tafalla, profesora de Filosofía de la Universitat Autònoma de Barcelona, que afirma que nuestro deseo de contemplar animales implica la pérdida de la libertad de éstos, y que eso plantea un debate ético. El mismo Zoo de Barcelona no es impermeable a este problema, ya que, ante algunas quejas, se ha replanteado su tradicional espectáculo con delfines.

El Proyecto Gran Simio

El Proyecto Gran Simio (PGS) es una iniciativa impulsada por el profesor de Bioética Peter Singer y la filósofa Paula Cavalieri. El PGS pretende incluir chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes dentro de la "comunidad moral humana". Parte de la base que los grandes simios tienen una inteligencia y una sensibilidad similar a la de los humanos; por lo tanto, formarían parte, con los humanos, de una "comunidad de iguales". Por eso se considera que tendrían que tener ciertos derechos, inferiores a los de los humanos pero superiores a los del resto de animales. Y entre éstos, tendrían que tener el derecho a la libertad. Algunos miembros del PGS equiparon la inclusión de los grandes primates en el concepto de "persona no humana" con la liberación de los esclavos, durante mucho tiempo excluidos también de la humanidad.

Las críticas de lado y lado

El Proyecto Gran Simio ha recibido diferentes críticas. Por una parte, hay los que, como Tom Regan, consideran que este proyecto es demasiado moderado, porque sólo reserva los derechos para aquellos animales que tienen cualidades cognitivas similares a las nuestras, y no para otras especies que tienen formas de vida muy diferentes a las de los humanos. Estos autores se manifiestan en contra de cualquier "especismo", diferenciación de derechos en función de las especies: para ellos, cualquier animal tendría que tener los mismos derechos que los humanos. Singer se defiende alegando que su posición es estratégica: sabe que por el momento no es viable incluir todos los animales en la "comunidad moral"; para él, que se incluyera en ella a los grandes simios sería ya un gran progreso. Por otra parte hay los que, como Maria Teresa Abelló, consideran que "no podemos asimilar los grandes simios a los humanos". Abelló acusa a los partidarios del PGS de estar "hipersensibilizados" y de "falta de objetividad". Añade, que es necesario respetar y defender a todos los animales, y no sólo a los grandes simios. Y considera que, si se ataca a los zoos, es porque no se conoce bien toda la tarea que hacen en defensa del medio ambiente.

Las sentencias

En diciembre del 2014, a instancias del PGS, un tribunal argentino otorgó el hábeas corpus a Sandra, un orangután que llevaba 20 años en cautividad. Los jueces sentenciaron que el animal tenía que ser reconocido como persona jurídica no humana y que tenía que disfrutar de la libertad en vida, ya que por sus cualidades no podía ser considerado un objeto, sino un sujeto con derechos. Ahora bien, se trataba de un animal criado en cautividad, y por lo tanto lo máximo que podía hacerse con él era trasladarlo a un centro de primates, alejado del público, pero donde los animales viven en un espacio acotado y son alimentados por los cuidadores (y, por tanto, su "libertad" es muy relativa). Y el año pasado un juzgado de los Estados Unidos decretó la liberación de dos chimpancés que una empresa había usado para la experimentación científica. Se les trasladó a un santuario para chimpancés creado en unas islas artificiales en un lago de Florida.