Hay detalles que pueden marcar una vida: el fotógrafo holandés Rein Jelle Terpstra nació un 4 de julio, el día de la independencia de los Estados Unidos, hijo de una familia con un padre obsesionado con Norteamérica y admirador irredento de John Fitzgerald Kennedy. "Nos explicó muchas historias sobre los Kennedy, que de alguna manera me han dejado huella desde entonces", descubre a través del correo electrónico esta artista visual que ahora expone su obra en el Centre d'Art Contemporani Fabra i Coats. "Amaba tanto a los escritores norteamericanos, que incluso hizo traducir al holandés un libro escrito por uno de sus novelistas favoritos, pagándolo él, que no era editor, de su bolsillo. Todavía ahora recuerdo repartidas por toda la casa pilas con los centenares de libros que no había conseguido vender".

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Las muertes de John y Robert Kennedy

En una época, la de los años 60, en la que parecía que todo era posible; carisma desbordante y discurso magnetizante, John Fitzgerald Kennedy era la persona escogida para hacer de este mundo (no sólo los Estados Unidos) un sitio mejor. El sueño se fundió en negro aquel 22 de noviembre de 1963. Todavía hoy no se sabe quién había tras su asesinato. Su hermano pequeño, Robert Kennedy, fue el encargado de mantener vivo el legado de JFK. Así fue hasta que el clan revivió su particular pesadilla.

Era el 8 de junio y a lo largo de los 328,50 kilómetros que separan una ciudad de la otra, miles de ciudadanos salieron a despedirse de Robert Fitzgerald Kennedy

En plena carrera hacia la presidencia de los Estados Unidos, Bobby Kennedy murió de un tiro. El 4 de junio de 1968, se había impuesto en las primarias demócratas en los estados de Dakota del Sur y, victoria casi definitiva para materializar su objetivo, California. Aquella medianoche RFK ofreció una rueda de prensa de agradecimiento a su electorado en el Hotel Ambassador de Los Angeles. Antes de acabar su parlamento, Sirhan Bishara Sirhan, un palestino de 24 años de ascendencia jordana, vació el cargador de un revólver del calibre 22 en el cuerpo del entonces senador Kennedy. Bobby murió 24 horas más tarde. El cuerpo fue trasladado en avión de Los Angeles a Nueva York, y desde allí hasta Washington D.C. en tren para ser enterrado al lado de su hermano. Era el 8 de junio y a lo largo de los 328,50 kilómetros que separan una ciudad de la otra, miles de ciudadanos salieron a despedirse de Robert Fitzgerald Kennedy. Una manifestación de estima espontánea que, desde dentro del tren funerario, el fotógrafo Paul Fusco captó en instantáneas de un valor histórico ahora incalculable.

Estas fotografías muestran una imagen transversal de la sociedad norteamericana: blancos y negros, habitantes de la ciudad y gente del campo, todos salieron a despedirse de Bobby Kennedy

"Hace unos años, unos amigos me regalaron un libro con fotos de Paul Fusco para el día de mi cumpleaños", recuerda Rein Jelle Terpstra. "El tema principal del libro eran las fotografías que Fusco hizo desde el tren, captando la gente que se acercó a las vías tren a lo largo del trayecto para rendir su último homenaje a Robert Kennedy y expresó la sensación de pena y el sentimiento de desconcierto que los embriagaba. Estas fotografías muestran una imagen transversal de la sociedad norteamericana: blancos y negros, habitantes de la ciudad y gente del campo, todos salieron a despedirse de Bobby Kennedy al paso lento del tren funerario por allí donde vivían".

Robert Kennedy Funeral Train 2
El Centre d'Art Contemporani Fabra i Coats acoge la exposición 'RFK Funeral Train-The People's View' / Foto: Archivo Ajuntament de Barcelona

La mirada hipnotizada de la gente

Rein Jelle Terpstra lo cautivó la mirada de la gente que se encontraba al lado del ferrocarril. "Todos miraban hipnotizados un tren que no se ve en ninguna de las fotos de Paul Fusco". Fue entonces cuando el fotógrafo holandés se empezó a preguntar qué miraba y qué veía todo aquel. "En muchas fotografías de Fusco vi espectadores sosteniendo una cámara de fotos o una videocámara casera en un intento de aferrarse a un momento clave de la historia. Aquí fue donde empezó mi proyecto: me di cuenta de que la única manera de averiguar qué miraban y qué veían estos espectadores era, justamente, mirar a través de sus cámaras y empezar a buscar las opiniones de la gente: las fotos y las películas que habían hecho del tren funerario de Robert F. Kennedy".

Me di cuenta de que la única manera de averiguar qué miraban y qué veían estos espectadores era, justamente, mirar a través de sus cámaras

Llevado por una pulsión casi documentalista, Terpstra empezó a buscar más información sobre aquellas fotografías y vídeos caseros en sociedades históricas, archivos y bibliotecas locales y nacionales. La investigación|búsqueda era infructuosa: ninguna institución norteamericana había recogido estas imágenes. Peor todavía, muchas veces ni siquiera sabían de qué hablaba. "Hubo un momento en que me di cuenta de que estas imágenes tenían que estar repartidas en casas y pisos por alrededor los Estados Unidos, en buhardillas y sótanos, en cajas sin empaquetar y en álbumes familiares". Era justamente a esta gente a la cual tenía que llegar. "Hice llamamientos en las redes sociales: me hice miembro de unos 500 grupos de Facebook. Algunos de estos me tomaron por un spammer holandés, y varias veces me cerraron mi cuenta en la red, pero siempre volvía. También publiqué anuncios en los diarios locales. Pero lo más importante fue el trabajo de campo de punta a punta del país".

Robert Kennedy Funeral Train 1968

Incapaz de renunciar a su acometida, alquiló un coche y, de motel en motel, fue siguiendo la ruta del tren. "Llamé a las puertas, pasé por las estaciones de tren y hablé con tanta gente como pude". De toda aquella investigación, ha surgido, 'RFK Funeral Train-The People's View', exposición que se puede ver en el Centre d'Art Contemporani Fabra i Coats hasta el próximo 16 de octubre, que recoge las fotografías, los vídeos y el testigo de decenas de las personas que salieron a despedirse de Robert F. Kennedy. "Llegué hasta la hija de Paul Fusco; Marina, y le encantó el proyecto. También investigué en la Biblioteca del Congreso, dónde esta serie de diapositivas pasó años en almacenes frigoríficos y casi nunca se mostró públicamente. Con el permiso de Marina, he escogido diez imágenes que ahora también forman parte de esta exposición, como fuente de inspiración y como contravisión".

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Rein Jelle Terpstra recorrió los Estados Unidos buscando el testimonio de la gente que salió en la calle en despedirse de Robert Kennedy / Foto: Archivo Ajuntament de Barcelona

La historia de Michael Scott, el chico atacado por el KKK

Si de todas las voces recogidas hay una historia que haya impactado especialmente al fotógrafo, esta es la de Michael Scott. "Era un niño de 15 años cuando asesinaron a Robert Kennedy. Ahí, esperando ver pasar el tren funerario, recordó todos los ataques que sufrieron en su casa. Las bombas con que el Ku Klux Klan les quiso matar a causa de las actividades de su padre en defensa de los Derechos Civiles", revive Rein Jelle Terpstra, que actualmente está trabajando en 'Dark Dunes', un proyecto sobre un fotógrafo aficionado de los Países Bajos, que durante los años de la Segunda Guerra Mundial sólo retrató imágenes idílicas de la naturaleza. Y con este un segundo proyecto: 'The Setting of Violence', sobre la película Salo, de Pier Paolo Paolini.

Robert Kennedy era una persona espontánea y sincera. Un político que se volvió muy idealista. Mucha gente sintió una gran conexión con él

 

¿Por qué crees que Robert Kennedy era tan popular?
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¿El mundo sería un lugar mejor si no hubieran asesinado los hermanos Kennedy?
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