El Curial i Güelfa es un extraordinario libro de caballerías del siglo XV, una de las obras primordiales de la lengua catalana. Ahora la Fundació Carulla, con la Editorial Barcino, han asumido un reto: hacer llegar esta obra a un público amplio mediante la adaptación del texto a un catalán actual. Y han encargado esta tarea al escritor Lluís-Anton Baulenas. El libro ya está a la venta en las librerías y por internet. Paralelamente, dentro de unas semanas se volverá a publicar la edición canónica de este clásico.

Un libro literario

Cuando Lluís-Anton Baulenas recibió el encargo de adaptar el Curial, lo conocía por las clases de literatura, pero no lo había leído nunca. Afirma que se quedó sorprendido por su vigencia y apunta que se trata de un libro muy moderno, que costará poco al lector actual, porque además de la modernidad de su estilo, habla de amor, habla de conflictos, explica aventuras, aporta reflexiones... El editor de Barcino, Joan Santanach, explica que no querían un Curial "elaborado por uno académico, muy fiel, sino un texto que tenga una cierta vigencia literaria", un texto con "musculatura literaria". La voluntad era hacer al mismo tiempo una obra "de fácil lectura y muy fiel", y por eso la tarea de Baulenas fue posteriormente revisada por un equipo de filólogos de la editorial. Pero no se han incorporado notas, ni glosario, porque desde Barcino quieren que este sea, sobre todo, un "libro literario". Baulenas cree que, aunque "no es exageradamente fácil", su versión es una obra accesible para un "lector general con un mínimo de nivel". Para facilitar la lectura no se ha publicado en un solo volumen, sino en tres pequeños libretos que se venden agrupados en una caja.

La versión de Aramon

Barcino preveía publicar simultáneamente la edición literaria de Baulenas y una reedición de la versión canónica de Ramon Aramon y Serra, hecha en los años 1930, pero la publicación de esta se ha retrasado unas semanas. Santanach explica que aunque la versión de Aramon era muy buena, había que hacer una revisión de ella, porque en los últimos 80 años se ha aprendido mucho del Curial. Por una parte, se ha hecho una revisión a fondo de la versión comparándola con el manuscrito, porque había algún error de transcripción. Por otra parte, se le ha añadido una introducción sobre la bibliografía referente al Curial, elaborada por dos grandes expertos en el libro, Lola Badia y Jaume Torró. Finalmente, se le han añadido algunas notas explicativas nuevas. Santanach cree que esta edición será una magnífica herramienta para filólogos y especialistas.

Una historia de amor y de guerra

El Curial combina una trama de caballerías con una historia de amor. Curial, que viene de familia pobre, es protegido por Güelfa, la viuda de un marqués. Pero a causa de las intrigas en varias ocasiones hay tensiones entre Curial y su protectora, que a menudo están teñidas de celos e incomprensión. Alejado de su amor, Curial se verá empujado a todo tipo de aventuras: en Austria, a Tierra Santa, en París, en Grecia, en el Norte de África... Curial se escapará de todas las situaciones comprometidas gracias a su atractivo y a su valor. Al fin, tras años de complicaciones, vuelve a Montferrat, su tierra natal, y se casa con Güelfa.

Autoría discutida

Sólo se conserva un manuscrito del Curial, del siglo XV. Está en la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, pero le faltan las primeras páginas, por lo que no figura el autor. Hay incluso quien aseguró que era una falsificación de Manuel Milà i Fontanals, su descubridor, pero todo parece confirmar que se trata realmente de un documento del siglo XV, escrito con letra del siglo XV y sobre papel del siglo XV. Lo que no está nada claro es quien es su autor. Hay varios expertos que apuntan que sería de origen valenciano. Abel Soler lo identifica con Íñigo de Ávalos, un caballero castellano, valenciano de adopción, instalado en Nápoles, pero otros especialistas no aceptan su hipótesis. Barcino ha decidido seguir publicando el Curial como obra anónima, ya que desde el editorial se considera que no es concluyente que su autor fuera Ávalos. Joan Santanach afirma que si bien se tiene claro que el autor fue algún caballero de la corte, como Ávalos, piensan que podría haber sido algún otro. Por el momento, se mantiene el enigma.