Para designar el color del café en catalán se utiliza la palabra marró. Viene del francés, pues en esta lengua marron significa 'castaña' (que por fuera tiene ese color). De hecho, para el pelo de este tono en catalán se dice precisamente castany. Puesto que marró es una palabra llegada de fuera, tradicionalmente se ha dicho sin género (masculino o femenino). Por lo tanto, se dice jersei marró (masculino) y jaqueta marró (femenino) y así lo recoge el diccionario del Institut d'Estudis Catalans. Sin embargo, mi hija, ya de pequeña, siempre ha dicho jaqueta marrona. Seguramente, algún purista considerará que no puede ser jaqueta marrona: que hay que seguir la normativa y, por tanto, decir jaqueta marró.

Que la lengua evolucione... ¿o encarcelarla?

Los hablantes hacen que la lengua vaya elaborando soluciones cada vez más eficientes. Por tanto, si tenemos nen y nena, y también vermell y vermella, lógicamente los hablantes acaban diciendo marró y marrona. Ante una forma extraña al sistema (jaqueta vermella o marró) la lengua crea una forma lógica (jaqueta vermella o marrona).

Hay más ejemplos. Según el Institut d'Estudis Catalans, es necesario escribir exclusivamente un dentista (masculino) y una dentista (femenino). Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX los hablantes de catalán occidental decían un dentiste (masculino) y no un dentista. Hay que tener en cuenta que en Andorra, en la Cataluña occidental y en el País Valenciano se distingue siempre una A de una E átonas, a diferencia de la Cataluña oriental y Baleares, donde las A y las E átonas suenan igual. Así, en Lleida las palabras sogre ('suegro', un hombre) y sogra ('suegra', una mujer) se pronuncian diferente, mientras que en Barcelona se pronuncian igual.

diccionario lengua iec

Si el modo de hablar catalán occidental distingue en la pronunciación un dentiste (masculino) y una dentista (femenino), eso es la lengua. Y, si es lengua, debe poder escribirse. Porque si esto es la lengua catalana, y funciona así de forma genuina, el mundo académico no puede ir en contra de ello. Pero el Institut d'Estudis Catalans mantiene que solo puede escribirse un dentista, aunque el modo de hablar catalán es otro. Cabe decir que la Acadèmia Valenciana de la Llengua sí reconoce la forma un dentiste. Y lo hace porque, ya en los años 90 del siglo XX, muchos valencianos decidieron escribir un dentiste en libros, revistas y juegos infantiles.

El modo de obrar del Institut d'Estudis Catalans, además, es errático. En su gramática (2016) y en su propuesta para un estándar oral (1990) indica que puede decirse un dentiste... ¡pero que no puede escribirse! Si algo puede decirse, ¿por qué no puede escribirse? La decisión académica incluso ha comportado que muchos hablantes occidentales hayan pasado a decir un dentista por presión de la escuela y de la escritura... ¡yendo contra el genio de la lengua! Es decir, el Institut d'Estudis Catalans ha tomado decisiones que van... ¡contra la lengua!

Hay que añadirle que innovaciones como un dentiste alejan el catalán del castellano (en castellano es exclusivamente un dentista). Cuando los académicos condenan soluciones genuinas están enjaulando la lengua y, además, generan entre los hablantes la sensación de que hablan mal. Y los hablantes, cuando dicen marrona o un dentiste, no es que hablen mal: hablan catalán.