No hay nada más triste que pasar una tarde de sábado en el McDonald's de Las Ramblas. Eran las 19h. Por esas cosas de la vida, no había comido y tenía hambre. Una hamburguesa, nos guste o no, con su tomate, su pepinillo, su queso... siempre entra bien. La he acompañado con uno de esos bidones tamaño bañera de Coca-Cola desbravada y aguada y unas patatas fritas. Absorto en mis pensamientos, de repente una mano ha invadido mi espacio vital, ha cogido un puñado de patatas y se las ha llevado directamente a la boca. Las ha masticado con pasión y, cuando ha terminado, me ha dicho: “No se lo cuentes a nadie, porque no te van a creer”. Era Bill Murray.
No he sabido cómo reaccionar, por el descarado acto de saqueo y por quién lo había cometido. Imperturbable, Murray ha dado la vuelta, ha salido del local de comida rápida, ha cruzado Las Ramblas y ha entrado en el Liceu. Hoy presentaba en el templo lírico barcelonés el espectáculo New Worlds, junto con Jan Vogler y un puñado más de amigos.
Evidentemente, todo esto no ha pasado, pero podría haber pasado. Es una de las muchas anécdotas, verídicas, que adornan la biografía de una de las figuras más icónicas de la industria cinematográfica: Bill Murray es conocido por entrar en establecimientos de fast food y comerse las patatas fritas de la gente. Robo que siempre culmina con la leyenda: “No se lo cuentes a nadie, porque no te van a creer”.
Una amistad nacida en el aire
Bill Murray y Jan Vogler sse conocieron en 2013 en un vuelo. No se sabe si Murray se comió el insípido menú de aerolínea de Vogler. Muy probablemente no, porque durante aquellas horas en el aire nació una muy buena amistad. Jan Vogler es un reputado violonchelista alemán que vive en la ciudad de Nueva York. Ha actuado con las orquestas más prestigiosas del mundo y una de sus mayores virtudes es que nunca se ha cansado de buscar maneras de establecer vínculos y puentes con otras disciplinas artísticas.
De ese encuentro surgió un espectáculo, este New Worlds, que fusiona música y literatura, y que hoy han presentado en el Gran Teatre del Liceu
Bill Murray no necesita muchas presentaciones. Protagonista de filmes como Cazafantasmas, Atrapado en el tiempo, Lost in Translation o buena parte de la filmografía de Wes Anderson, aunque siempre al margen de todo convencionalismo, es uno de los actores más relevantes de las últimas cuatro o cinco décadas. De su encuentro con Vogler nació un espectáculo, este New Worlds, que fusiona música y literatura, y que hoy han presentado en el Gran Teatre del Liceu.
Con la ayuda de la violinista Mira Wang y la pianista Vanessa Pérez, han sonado piezas musicales de Bach, Schubert o Bernstein, telón de fondo sobre el que Murray ha declamado textos de Walt Whitman, Mark Twain o Ernest Hemingway (en inglés y con subtítulos). Un espectáculo tan extrañamente singular, fascinante y sorprendente como todo lo que hace Murray, como entrar en un McDonald's y robarte las patatas fritas.