Joan Laporta atraviesa su momento más dulce desde que regresó a la presidencia del FC Barcelona. Tras una temporada 2024-2025 histórica, en la que el club ha conquistado el triplete nacional —LaLiga, la Copa del Rey y la Supercopa de España— bajo la dirección de Hansi Flick, el mandatario blaugrana ha confirmado que no adelantará las elecciones previstas para 2026, pero sí ha anunciado que se presentará a la reelección. Y lo hará con una carta ilusionante bajo la manga: Julián Álvarez.
El delantero argentino, actual jugador del Atlético de Madrid, ha completado una campaña de adaptación brillante en su primer año en la Liga española, acumulando 15 goles en 35 partidos. Su movilidad, inteligencia táctica y capacidad goleadora lo han convertido en una de las revelaciones del campeonato. En el entorno del club azulgrana se valora su perfil como el ideal para tomar el testigo de Robert Lewandowski, quien podría despedirse del Barça al finalizar la temporada 2025-2026.

Julián Álvarez, el heredero natural de Lewandowski
Laporta no oculta que busca un fichaje de impacto que genere ilusión de cara a los comicios de 2026, y Julián Álvarez encaja perfectamente en esa estrategia. A sus 25 años, el exjugador de River Plate y del Manchester City ha mostrado madurez, carácter competitivo y una capacidad de adaptación que lo convierte en uno de los delanteros más completos del panorama europeo.
Con Lewandowski firmando una temporada sobresaliente —25 goles en Liga y en la pelea por el Pichichi—, el club ya trabaja con la previsión de que la 2025-2026 será su última campaña como azulgrana. En ese contexto, la llegada del argentino se proyecta no solo como un relevo generacional, sino como un fichaje estratégico que garantice continuidad competitiva en la delantera.
Una apuesta electoral con peso deportivo
Más allá del impacto mediático, el fichaje de Julián Álvarez sería también una decisión con fundamento deportivo. En el sistema proactivo de Flick, un delantero con capacidad de asociarse, presionar y ocupar diferentes zonas del ataque como el argentino sería un activo clave. Además, su conocimiento de LaLiga tras su paso por el Atlético facilita su adaptación inmediata al entorno culé.

Desde los despachos del club, ya se han iniciado movimientos para explorar la viabilidad de la operación. El contrato de Álvarez con el Atlético se extiende hasta 2028, pero el Barça confía en que una oferta bien estructurada y el interés del jugador en dar un salto a un club con mayores aspiraciones podrían facilitar las negociaciones. En todo caso, se trataría de una operación para el verano de 2026, coincidiendo con el cierre del actual ciclo presidencial.
Joan Laporta sabe que unas elecciones no se ganan solo con gestión, y en 2026 podría jugar una de sus cartas más ambiciosas con Julián Álvarez. Un nombre que ilusiona a la afición, que encaja en la idea de juego y que puede simbolizar el nuevo proyecto post-Lewandowski. Un movimiento de gran calado deportivo y político.