Con la llegada de la primavera y el verano, son muchos los que se escapan a la playa o darse los primeros baños en una piscina. Esto, sumado al aumento progresivo de las temperaturas, llevará a muchos ciudadanos a aumentar las horas de exposición al sol y, en la medida que lo permitan las autoridades sanitarias, a bañarse en piscinas y playas próximas o de sus lugares de veraneo.

La semana pasada hablamos del cuidado de nuestra piel en verano. Hoy nos centramos en otro órgano importante y también delicado de nuestro cuerpo, que acusa especialmente el verano: los ojos.

El sol, el cloro y el aire acondicionado afectan mucho a nuestros ojos en esta temporada del año. Incluso la playa o las salidas al campo tienen efecto sobre nuestros ojos, puesto que los exponemos con más frecuencia a efectos climatológicos como el viento o los cambios de temperatura y ambientes secos, como el aire acondicionado. Los especialistas recomiendan usar gafas de sol adecuadas en verano, para reducir la exposición a los rayos ultravioletas. Es muy importante, señalan, que estén homologadas, para que los filtros sean los adecuados y así protejan nuestros ojos. Como complemento, también recomiendan el uso de gorros y sombreros. Hay muchas enfermedades relacionadas con la exposición excesiva de los ojos al sol sin protección: el terigio, membrana que crece en la parte exterior del ojo, las cataratas y la degeneración macular, entre otras.

La exposición al sol debemos hacerla con precaución

Exposición al sol
Exposición al sol

Y aunque resulta muy apetecible bajar un libro a la playa o a la piscina y relajarnos al sol mientras disfrutamos de esas lecturas que reservamos todo el invierno para nuestras vacaciones, los expertos alertan sobre los efectos poco conocidos de esta práctica. El impacto del sol sobre las páginas blancas de un libro multiplica su efecto sobre la mácula de nuestros ojos. Por eso, los especialistas recomiendan que leamos siempre con gafas oscuras y que nos sentemos con el libro de espaldas al sol.

Además también insisten muchos expertos en la importancia de usar gafas de natación en las piscinas, para evitar la exposición al cloro y las consiguientes infecciones e irritaciones en los ojos. Es muy importante que los usuarios de lentes de contacto tengan especial cuidado a la hora del baño. Explican que es necesario lavarse los ojos con agua dulce después de la piscina y en la medida de lo posible, usar lentes de un solo uso, porque ejercen como esponja y su uso sin las medidas de protección e higiene adecuadas pueden derivar en infecciones o conjuntivitis.

Para paliar la sequedad que produce el aire acondicionado en los ojos, los especialistas recomiendan el uso de lágrimas artificiales.