¿La insulina nos hace gordos? Contestar a esta pregunta con un rotundo sí o no sería poco responsable y poco verídico, más aún siendo la insulina una hormona de vital importancia en nuestro organismo. Para despejar todas las dudas relativas a este tema vamos a mostrarte qué es la insulina, cómo actúa y bajo qué circunstancias puede interferir de manera negativa en tu masa corporal.

Qué es la insulina

La insulina es una hormona sintetizada en las células beta del páncreas. La función principal de esta hormona es permitir el paso de la glucosa del torrente sanguíneo hacia el interior de las células para que éstas puedan obtener energía.

La insulina es una hormona sintetizada en las células beta del páncreas

Cómo actúa la insulina

Cuando ingerimos hidratos de carbono, ya sean complejos (cereales, pan integral…) o simples (fruta o azúcares refinados), nuestros niveles de glucosa en sangre aumentan tras metabolizar estos alimentos. Este aumento de glucosa en sangre es captado por nuestro sistema endocrino que ordena la liberación de la hormona insulina.

Cuando esta hormona es liberada la glucosa pasa del torrente sanguíneo al interior de las células para que la energía aportada por este nutriente pueda ser utilizada.

Insulina
Insulina

Hidratos de carbono e insulina: una interacción que nos puede hacer engordar

Para explicar cómo la insulina puede aumentar nuestro peso corporal y nuestro porcentaje de grasa corporal es imprescindible partir de la siguiente información: la insulina no engorda y el consumo adecuado de hidratos de carbono tampoco. El problema reside en la calidad de los carbohidratos que ingerimos y en cómo la naturaleza de estos alimentos afecta a la liberación de la insulina y a todos los procesos que tienen lugar después.

Vamos a explicarlo de forma esquemática y sencilla:

  • Los hidratos de carbono deben suponer el 55 % de los alimentos que ingerimos de forma diaria. Esto debe acompañarse de un estilo de vida saludable y activo ya que si no quemamos la energía que nos aportan los carbohidratos, una parte se transforma en glucógeno pero otra en grasa.
  • Los hidratos de carbono de absorción lenta (harina, pasta, cereales, pan, patata…) liberan su glucosa de manera progresiva y esto permite que la insulina también ejerza su efecto de manera paulatina, sin ingresar de golpe grandes cantidades de glucosa a la célula.
  • Los hidratos de carbono de absorción rápida (frutas y azúcares) liberan la glucosa a la sangre de manera rápida por lo que la liberación de insulina se produce rápidamente y en altos niveles. Al ingerir fruta esto no es problema porque apenas aporta calorías y al contener vitaminas del grupo B la glucosa se metaboliza adecuadamente sin transformarse en grasa.
  • La acción de la insulina nos engorda cuando ingerimos carbohidratos de alto índice glucémico. El índice glucémico de un alimento es la velocidad con la que éste libera su glucosa. Las harinas y azúcares refinados, la pasta de mala calidad y los productos de bollería industrial tienen un alto índice glucémico.
  • Tras la ingesta de un alimento de alto índice glucémico se eleva rápidamente la cantidad de glucosa en sangre. Este aumento requiere de la liberación rápida de insulina en gran cantidad. Cuando la insulina se libera bajo estas condiciones y ante estos alimentos, favorece la transformación de hidratos de carbono en triglicéridos y es entonces cuando engordamos.