Un nuevo estudio de la Universidad Estatal de Oregón ha venido a confirmar lo gravemente que está afectando la pandemia a las personas con discapacidad, que han estado experimentando altos niveles de depresión y ansiedad, sobre todo debido a las cuarentenas y confinamientos.

“Sabemos que las personas con discapacidad estaban socialmente más aisladas antes de la pandemia, por lo que, por una variedad de razones, la pandemia amplificó esa disparidad”, asegura la profesora Kathleen Bogart, una de las autoras del estudio.

El estudio, publicado en la revista Rehabilitation Psychology, se basa en una serie de encuestas realizadas a un total de 441 adultos discapacitados entre octubre y diciembre de 2020. En total, el 61% de los participantes cumplían los criterios de probable trastorno depresivo mayor y el 50% de probable trastorno de ansiedad generalizada.

Mujer ciega

Unas cifras mucho más altas que las de antes de la pandemia. Investigaciones previas en el campo han encontrado que alrededor del 22% de las personas con discapacidades son diagnosticadas con depresión durante su vida.

Además, el estigma también influyó. Porque estas personas se consideraron a sí mismas como pacientes con prioridad baja a la hora de recibir los recursos sanitarios en el caso de que enfermaran, lo que se tradujo en un mayor temor de contraer el virus.

A esto se añade que, en diferentes momentos durante la pandemia, los hospitales y centros de atención médica han retrasado o cancelado toda la atención médica no esencial para limitar la transmisión de covid dentro de sus instalaciones. Esto significa que las personas discapacitadas no podían acceder a su atención médica programada regularmente, incluida la fisioterapia o la cirugía, lo que ha hecho empeorar sus condiciones.

Por rescatar algo positivo, los expertos señalan que se han podido desplegar medios telemáticos. Y, aunque en ocasiones no es suficiente, sí que ha permitido trabajar en la teleasistencia para estas personas. Pero también se ha puesto de manifiesto que los sistemas de atención médica pueden mejorar la accesibilidad al proporcionar subtítulos automáticos para las personas sordas o con problemas de audición, proporcionar intérpretes de lenguaje de signos y crear plataformas que los pacientes ciegos también puedan navegar.

Eso no quita para que las visitas domiciliarias y la asistencia en el hogar también sean cruciales para que la atención médica sea accesible y segura para las personas con discapacidades cuando el médico necesita tratarlas o examinarlas físicamente.