Vivimos tiempos complicados por muchas causas, pero ser optimista incluso ante las adversidades es de gran ayuda y además puede mejorar nuestra salud. Así lo demuestra este estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Boston que concluye que las personas con los niveles más altos de optimismo tienen un promedio de vida de entre el 11% y el 15% mayor que el resto y son las que albergan más posibilidades de superar los 85 años y más en cualquier circunstancia de su vida.

¿Y qué diferencia a las personas optimistas? Pues según la ciencia, son aquellas que tienden a fijarse una serie de objetivos en la vida y sienten la confianza de que los pueden alcanzar. Muchos dirán que eso depende de la personalidad de cada uno, pero lo cierto es que se ha demostrado que solo alrededor del 25% de nuestro optimismo está programado por nuestros genes; el resto depende de nosotros. Estos son algunos consejos para cultivarlo.

1. Llevar unos hábitos de vida saludables

En el estudio que se llevó a cabo se pudo comprobar que las personas que llevaban una dieta equilibrada, dormían bien y hacían ejercicio tenían más posibilidades de ser optimistas que el resto. Por lo tanto, es aconsejable adecuar la vida de cada persona para poner en práctica estos hábitos que nos ayudan a ser más felices y llevar una vida más ordenada.

Hombre corriendo / Unsplash
Hombre corriendo / Unsplash

2. Tener un plan de vida

Como nos han demostrado los acontecimientos de los últimos tiempos, la vida tiene mucha capacidad de sorprendernos y de alterar por completo nuestros objetivos. Aun así, cada persona puede fijarse un plan de vida en el sentido de cuál es su vocación, qué tipo de relación quiere con su pareja, qué estilo de vida le gusta llevar o la educación que quiere ofrecerle a sus hijos. Son cuestiones importantes en la vida de una persona y es importante tener una coherencia para ponerlos en marcha aunque hay que tener resiliencia para irse adaptando a los cambios.

3. Evitar los pensamientos negativos

Los pensamientos negativos pueden acudir a nuestra cabeza sin que podamos evitarlo en ocasiones, pero sí que podemos hacer frente al bucle de pensamientos circulares en los que nos vemos inmersos. Bien sea haciendo otra actividad y distrayendo la cabeza con otro asunto, hay que saber identificar cuando nuestro cerebro entra en bucle para intentar salir de ahí sin perder la capacidad de hacer un análisis realista de la situación.

4. Cultivar la gratitud

Aunque nos enfrentemos a dificultades, todas las personas viven a lo largo de su vida momentos felices o están rodeados de personas por las que sentirse agradecidos. Poner nuestra atención en lo que tenemos y sentirnos agradecidos o, por el contrario, focalizarnos en lo que nos falta todo el rato es una cuestión de disposición personal.