Las personas nos regimos por el ritmo circadiano, que es una especie de ‘reloj interno’, que nos ayuda a regular biológicamente nuestros tiempos de sueño y de vigilia. Habitualmente, este reloj se sincroniza con los períodos de luz y oscuridad del lugar donde vivimos y los horarios en los que estamos habituados a realizar nuestras actividades. Así, esta sincronización nos marca que debemos estar activos durante el día y dormir durante la noche.
Ese reloj se encuentra en el cerebro (concretamente, en el hipotálamo) y abarca ciclos ligeramente superiores a las 24 horas. Cuando atravesamos varias franjas horarias le estamos añadiendo o restando horas, según la dirección en la que nos desplazamos.
Hay distintas formas de combatir el molesto jet lag
Por eso, tras un vuelo de larga distancia o transoceánico, el reloj interno de la persona tiende a prevalecer frente al del nuevo huso horario del destino, sobre todo cuando se viaja hacia al este, en sentido opuesto al del reloj corporal. Ese desajuste entre las horas de luz del lugar al que llegamos y nuestro horario habitual de sueño causa un trastorno conocido como jet lag o síndrome de los husos horarios, y es más probable que aparezca cuando entre el punto de partida y el de destino existe un desfase de más de 5 husos horarios.

Cinco consejos para prevenir el jet lag
1. Intenta anticiparte.
Para atenuar el cambio y ayudar al organismo a adaptarse al nuevo horario del país al que te desplaces, los días anteriores al viaje intenta acostarte más temprano y despertarte antes de lo habitual si vas a ir hacia el este, o bien quedarte despierto hasta más tarde y levantarte más tarde si es que viajas hacia el oeste.
2. Duerme bien antes del viaje.
Para tratar de prevenir la fatiga provocada por el jet lag, es importante descansar lo suficiente antes del viaje, durmiendo más horas la noche anterior para afrontar el trayecto lo más fresco posible y que tu cuerpo se recupere antes.
3. Ajusta el horario al de tu destino.
Durante el viaje, trata de ajustar tus horas de sueño a las del destino, intentando no dormir demasiado en el vuelo si vas a llegar por la tarde-noche o, por el contrario, aprovechando las horas de vuelo para dormir si vas a llegar a destino por la mañana, para mantenerte activo durante el día. Cambia la hora de tus relojes para ajustar también el horario por el que te vas a regir esos días. Si la estancia va a ser corta, menos de dos días, es probable que al organismo no le dé tiempo a adaptarse (precisa entre 2 a 7 días para hacerlo), por lo que la mejor opción en este caso será la de continuar con el reloj habitual de origen.
4. Descansa durante el trayecto.
Intenta descansar e incluso dormir, según las recomendaciones previas, en el avión y hazlo lo más cómodamente posible. Para ello, te vendrá bien contar con un antifaz para evitar que la luz te moleste y tapones para los oídos o música relajante por si el ambiente fuera demasiado ruidoso.
5. Bebe agua en cantidad suficiente.
El ambiente seco y la altitud propia de los viajes en avión harán que tu organismo consuma muchos líquidos, por lo que debes estar atento a hidratarte adecuadamente.