La fachada principal de la Casa Batlló, la que da al paseo de Gràcia de Barcelona, es un icono de la obra de Antoni Gaudí en la ciudad y cada día es fotografiada miles a veces. Ahora bien, la cara más conocida de esta obra, reconocida como patrimonio de la humanidad por la Unesco, tiene un reverso igualmente singular: la fachada posterior, es decir, la que da al interior de manzana, que lejos de ser una obra de trámite es también una obra arquitectónica a tener en cuenta por sí misma, y más ahora que, después de un proceso de restauración que se ha alargado más de un año y que ha tenido un coste de más de 3,5 millones de euros, donde también se incluye la restauración del patio privado del inmueble, vuelve a lucir en todo su esplendor original.

 

Esta fachada, aunque no tiene la espectacularidad de la principal, ya se podía disfrutar dentro de la visita a la Casa Batlló, pero también es visible, gratis, para todos los vecinos con ventanas en este interior de manzana, así como para los clientes de negocios próximos. Ahora, unos y otros podrán disfrutar de una fachada que vuelve a lucir con su fisonomía original, gracias a un esmerado trabajo de investigación que ha permitido recuperar sus colores originales, que a lo largo de los años se habían deteriorado o cambiado. Además, la intervención se ha hecho trabajando con artesanos locales que han permitido devolver a su esplendor original los materiales de la fachada: cerámica, cristal, forja, madera y estucos.

Xavier Villanueva, arquitecto director de la Casa Batlló: "Esta fachada no era negra, era una fachada entre blanca y amarillenta, las carpinterías eran grises y toda la reja de forja que es de color blanquecino también amarillento, que es el color que llamamos blanco de plomo, era negro, porque se había ido oxidando con el tiempo"

De hecho, según explica Xavier Villanueva, arquitecto director de la Casa Batlló, en el marco del plan director de 2015 estaba contemplada, como "intervención importante", la "recuperación de la fachada posterior y del patio de la planta noble, que era el jardín de la familia Batlló". "Todo lo que estáis viendo se ha hecho pieza a pieza, unidad por unidad", añade, para indicar que el análisis de los materiales ha comportado que se hayan recuperado los colores originales, ya que ahora la fachada interior luce el estuco negro original, que se había modificado con el tiempo: "Esta fachada no era negra, era una fachada entre blanca y amarillenta, las carpinterías eran grises y toda la reja de forja que es de color blanquecino también amarillento, que es el color que llamamos blanco de plomo, era negro, porque se había ido oxidando con el tiempo".

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La parte de atrás de la Casa Batlló, con la fachada posterior y el jardín privado de la familia propietaria, ha sido objeto de una restauración integral / Foto: Miquel Muñoz
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Detalle de la coronación de la fachada interior de la Casa Batlló, un elemento que rivaliza con la coronación de la fachada principal y que es más difícil de apreciar / Foto: Miquel Muñoz
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Xavier Villanueva (izquierda), arquitecto director de la Casa Batlló, y Joan Olona, arquitecto técnico de la restauración, ante de una de las jardineras recuperadas para devolver el patio interior a su estado original / Foto: Miquel Muñoz

El cambio de coloración es seguramente lo que llama más la atención de esta renovada fachada interior, pero hace falta tener en cuenta también que desde la Casa Batlló se ha hecho un esfuerzo por recuperar lo que era el ámbito privado de los Batlló, es decir, su jardín privado, que era donde los niños de la familia salían a jugar, para reanimar así un poco el espíritu vivencial de este inmueble que, al fin y al cabo, era una residencia familiar, burguesa y señorial, pero pensada para que una familia viviera en la planta noble, mientras que el resto de pisos estaban destinados al alquiler.

Una restauración integral

Así, con respecto a la fachada se ha restaurado el estuco y el trencadís de cristal y cerámica en los laterales y en la coronación de las paredes, y en los balcones se han recuperado las rejas de hierro forjado. Con respecto al patio, precisamente, se ha recuperado parcialmente la pérgola que permitía el acceso y generaba una zona de sombra, así como un jardín vertical en el muro del fondo. También se ha replicado el pavimento y restaurado las rejas de hierro forjado, ventanas y de balconeras de madera y el mosaico del pavimento, mientras que en cuanto al patio se ha replicado parcialmente la pérgola parabólica que generaba espacios de sombra, así como el jardín vertical del muro de fondo, el pavimento y las jardineras, teniendo en cuenta que buena parte de estos elementos habían desaparecido con el tiempo.

Joan Olona, arquitecto técnico de la restauración: "Recomiendo a los visitantes que busquen la ventana arqueológica del estuco de cal donde se puede ver el estuco original escondido en un rincón"

"La restauración ha sido mucho compleja", señala Villanueva, que apunta que ha hecho falta contar con diferentes tipos de artesanos "de madera, de cristal, de estucos, de estructuras de forja y de cerámica," para llevar a cabo la restauración que ha recuperado una fachada que "es un jardín vertical, con las guirnaldas, las flores, los elementos vegetales que suben desde la primera planta hasta arriba" y donde ha hecho falta trabajar con imágenes de la época y también con "estudios estratigráficos radiológicos" para recuperar los colores originales: "Tenemos mucha certeza de los materiales, de los colores e incluso de la forma de aplicarlos", señala Villanueva sobre esta restauración.

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Uno de los elementos recuperados es el jardín vertical de 'trencadís' vidriat situado dentro de la pérgola que proporcionaba sombra en el patio privado de la Casa Batlló / Foto: Miquel Muñoz
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La pérgola del patio interior ha sido recuperada parcialmente, ya que el original cubría toda la largura del jardín. Esta construcción se ha recuperado a partir de fotografías de la época / Foto: Miquel Muñoz
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Detalle de la cerámica vidriada que conforma un impresionante 'trencadís' del patio interior de la Casa Batlló, que también ha sido objeto de una recuperación y rehabilitación integral / Foto: Casa Batlló
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Ventana arqueológica situada en la planta noble donde se puede ver el color original del estuco de la fachada interior, que ha sido replicado, sustituyendo un color blanquecino que no era el original / Foto: Miquel Muñoz

Por su parte, Joan Olona, arquitecto técnico de la restauración, también en declaraciones a ElNacional.cat, apunta que para llevar a cabo esta restauración fue necesario un trabajo preliminar, "un año de estudios previos, de documentación e investigación, para verificar las soluciones constructivas y los materiales", a los cuales ha habido que añadir "la búsqueda de artesanos capaz de poder hacer esta restauración", reivindicando que en esta intervención, "tan importante es la restauración de un patrimonio material, como es el edificio, como la del patrimonio inmaterial que suponen los artesanos", dedicados fundamentalmente a cinco elementos, "cerámica, cristal, madera, forja y piedra", que se han dedicado a restaurar o hacer de nuevo los elementos en función de su estado de conservación.

Un reto para el visitante

Así, la forja de las barandas se ha tenido que "desmontar y restaurar pieza a pieza", mientras que respecto al trencadís de cristal, en buena parte "se ha tenido que rehacer mucho de este material porque se había perdido". Ahora bien, lo que más destaca son los colores recuperados, fieles a los originales. Tanto es así que Olona recomienda "fijarse mucho en el trencadís, en cada una de las piezas de cristal que permiten ver exactamente cómo estaba ejecutado y ver sobre todo los cambios de colores, el cambio de geometría y como se resuelve", pero también propone un reto a los visitantes de la Casa Batlló: "Que busquen la ventana arqueológica del estuco de cal donde se puede ver el estuco original escondido en un rincón". Esta ventana se encuentra en la misma fachada de la planta noble y se puede ver a simple vista, pero sí, se tiene que buscar. ¡Un motivo más para visitar esta renovada fachada interior de la Casa Batlló!

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El reverso del reverso, es decir, la fachada principal de la Casa Batlló en el paseo de Gràcia, uno de los iconos de la Barcelona modernista / Foto: Miquel Muñoz