El Partido Popular de Barcelona ha propuesto prohibir el burka y el niqab en los espacios públicos de toda la ciudad. Así lo ha anunciado este miércoles el líder del grupo municipal popular, Daniel Sirera, quien ha asegurado que la medida es “por seguridad, porque no se puede ir con la cara tapada ni con pasamontañas. Y para garantizar la dignidad humana de las mujeres”. Además, ha exigido al Ayuntamiento que emita un informe de arraigo “desfavorable” a aquellos migrantes que “incumplan” la ordenanza de civismo y “no puedan demostrar su lugar de trabajo”, un informe previo a obtener la residencia, y que los populares quieren añadir un apartado de “actitud cívica”. Esta misma propuesta se trasladó al pleno del Ayuntamiento de Barcelona la semana pasada, que fue tumbada por Junts, ERC, Comuns y la CUP.
En un acto denominado “Inmigración ordenada” celebrado en la rambla del Raval, el presidente del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Barcelona ha señalado que “quienes vienen a Barcelona, a Catalunya y a España deben saber que tienen que adaptarse a nuestras normas. Y una de las normas básicas es que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos y oportunidades”. Sirera ha querido dejar claro que su intención es hacer una campaña a favor de la inmigración ordenada y no en contra de ella. Lo que los populares piden es, según él, “una política humana y eficaz que garantice la convivencia, la seguridad y la igualdad de oportunidades”.
El Raval, un barrio donde el 53% de los vecinos son extranjeros
Sirera ha escogido el corazón del Raval para dar el pistoletazo de salida a esta campaña por el hecho de que “es el segundo barrio con mayor presencia de población extranjera en toda España, solo por detrás del barrio Gòtic”, ha asegurado el concejal quien afirma que el Raval “es un barrio muy complejo donde muchos vecinos ya no reconocen su entorno ante una inmigración desordenada”. Según datos de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y la Universitat de Girona (UdG), el Raval es el que cuenta con un 53% de vecinos extranjeros, lo que lo convierte en el segundo con más inmigración de todo el Estado español, solo por detrás del barrio Gòtic de Barcelona, con un 67% y del barrio de Santa Caterina, también en Barcelona con un 46%.
“Nosotros pedimos que la inmigración que llegue, llegue con un puesto de trabajo, llegue para aportar valor a la sociedad barcelonesa y catalana. Queremos que estas personas vengan a integrarse, a aportar y a hacer que nuestra sociedad sea cada día mejor”, ha añadido. “Lo que no queremos es que vengan personas sin trabajo, sin voluntad de integrarse, sin voluntad de encontrar trabajo y, por tanto, de aportar. Esta es la inmigración que no queremos en nuestra ciudad ni en nuestros barrios”, ha concluido con contundencia el líder popular en la capital catalana desde el icónico gato de Botero.