El Fossar de les Moreres es un punto neurálgico de la celebración de la Diada Nacional de Catalunya, donde cada Onze de Setembre se homenajea a los defensores de las libertades catalanas durante el sitio de 1714. Por eso empezamos la temporada del Barcelona Exprés recordando la historia de este espacio y explicando algunas de sus curiosidades.
El Fossar de les Moreres era un cementerio parroquial de la iglesia de Santa Maria del Mar donde, a causa de la proximidad con las murallas, fueron enterrados parte de los defensores de la ciudad ante los ataques borbónicos. Por eso se ha convertido en un espacio de homenaje a los patriotas catalanes y, por lo tanto, un símbolo de Catalunya. En 1989 fue reurbanizado con el aspecto actual. Estas son algunas curiosidades de este espacio.
Primera curiosidad: el espacio central estaba ocupado por edificaciones. La zona poligonal marcada por el pavimento de ladrillos no es fruto del azar, sino que recuerda la zona ocupada por varias edificaciones de planta baja que fueron demolidas para poder dar forma al actual memorial.
Segunda curiosidad: un puente conectaba con Santa Maria. Todavía se puede percibir por el cambio de coloración de los muros, la huella del puente que unía las edificaciones del cementerio con Santa Maria del Mar y que formaban parte de un largo pasadizo que conectaba la iglesia con el palacio real situado en el actual pla de Palau. Tanto el pasadizo, como el palacio, así como el puente, ya no existen. El puente, eso sí, perduró hasta los años ochenta del siglo XX.
Tercera curiosidad: los inmortales versos de Pitarra. En letras bien grandes se puede leer la frase: Al Fossar de les Moreres no s’hi enterra cap traïdor, fins perdent nostres banderes serà l’urna de l’honor. Estas palabras corresponden a unos versos del poema Al Fossar de les Moreres de Frederic Soler Pitarra, escrito en 1884.
Cuarta curiosidad: el mismo granito que el del mausoleo de Lenin: Para hacer el actual memorial se escogió un granito rojo del mismo tipo y extraido en la misma cantera que el que se utilizó en el año 1930 para construir el Mausoleo de Lenin en la plaza Roja de Moscú. Este granito fue escogido por Carme Fiol, autora del proyecto arquitectónico, como "símbolo de la sangre derramada".
Quinta curiosidad: el pebetero con la llama eterna. En el año 2001 se completó el memorial con un pebetero donde arde una llama eterna en memoria de los caídos aquel once de septiembre de 1714 que justo hoy recordamos. La llama, que en algún momento ha dejado de arder creando controversia, es lo más parecido a la tumba del soldado desconocido que tenemos en Catalunya.